Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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No hay camino para la paz, la paz es el camino

No hay camino para la paz, la paz es el camino

Vivimos meses en un aparente caos, pues no lo es desde  que su origen tiene sustrato en minorías sociológicas desbocadas en su ambición de poder y asentamiento de una logia racial rayana en la sedición.

¿Por qué  es aparente este caos? Porque cocaleros que comercializan un producto muy sensible para la fabricación de droga y que todo ciudadano asume en su deducción lógica y conocimiento que casi toda la producción acaba en droga, debido a que, para la finalidad tradicional, respetada por su esencia milenaria, se necesita una reducida cantidad. Esa irresponsable actividad crea adictos en los niños y adolescentes; en los adultos millonarios comercializadores.

Porque insisten en sobrepujar el concepto de legalidad por la ilegalidad de un mercado paralelo; subvirtiendo a su espíritu  que se manifiesta en forma perceptible aconsejando  no iniciar ni continuar con ese peligroso rubro sin retorno y cambiarlo por el estimulante, lícito  y beneficioso negocio del café y de las frutas tradicionales, propendiendo, como objetivo indeclinable, la exportación, así lo hacen las mujeres empresarias de Café de Mujer.

Porque los ilegales comercializadores de coca son responsables de las vidas de sus hijos inocentes enseñando y transfiriendo la actividad como medio de vida, sin aclararles las terríficas consecuencias posteriores; porque infligen un deletéreo daño al país, ayudando a consolidar su impronta de país de narcotraficantes, que la mayoría de la población lo sufre en sus actividades convencionales cuando necesitan vincularse con el exterior, donde somos estigmatizados.

Bolivia ostenta  un registro  de posesión de los mejores trabajadores en el exterior, basta obtener el juicio de los países donde trabajan; sin embargo, la molicie y pereza de un grupo de cocaleros espiga claramente la actividad de comercializar la coca, a sabiendas de la malévola finalidad, esto perjudica ostensiblemente la excelente imagen de los trabajadores bolivianos en el exterior.

El censo es una excusa baladí para otro grupo de iracundos oradores investidos de autoridad de servidores públicos para subvertir al país y destronar lo establecido constitucionalmente. Porque se convoca a las instituciones, entre ellas  a las universidades, que son el alma mater del pueblo, para que aporten con sus valiosas sugerencias y direccionar al éxito a un verdadero censo técnico y fiable para consulta de futuras actividades; todas contestan, menos una que pretende a través su representante legal imponer un cronograma  para el censo  de apenas 8 o 10 puntos, cuando las exigencias técnicas y administrativas de un censo fiable son casi 700.

Abrumadora razón acumula lo que se escribe en este artículo, cuando tomamos conocimiento que los interesados en el censo inmediato no asistirán a una reunión decisiva convocada por autoridades legítimas. Se ha perdido en estos dos grupos el sentido de pertenencia a Bolivia.

Este aparente caos no hubiese irrumpido si las mujeres estuvieran decidiendo estos temas ¿Por qué? Porque el carácter moral y las acciones de los hombres tiene su mejor salvaguardia y su apoyo en la pureza y elevación de la mujer y, cuanto más desarrolladas sean las facultades de cada  uno, mujer y hombre, existirá tanto más orden y armonía en la sociedad, tanto más seguro se estará en la política y el progreso, así reflejan las poesías  de Mahabbarata: “no hay camino para la paz, la paz es el camino”.

FORO

RAÚL PINO-ICHAZO T.

Abogado, posgrados en Derecho Aeronáutico, Arbitraje y Conciliación; Filosofía y Política

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