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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Los bárbaros honraban la dignidad y el respeto a mujeres y niñas

Los bárbaros honraban la dignidad y el respeto a mujeres y niñas

Las estadísticas sobre la violencia hacia la mujer son desgarradoras y se debe insistir sobre el tema escribiendo periódicamente, para concienciar sobre un tema superlativamente preocupante y, más deplorable, es la insensibilidad de leer las noticias diarias sobre feminicidios, violencia y vejámenes a mujeres y  niñas con la rutina de leer una noticia de sociedad o deportiva.

Cuando los seres humanos son indiferentes al infortunio ajeno, se trivializa la acción y se la asume como la normalidad de la vida de relación.

Un ser humano vive realmente y asigna correspondencia a la naturaleza del espíritu cuando siente plena empatía por el otro (empatía es la participación afectiva y emotiva de una persona en la realidad ajena), y busca en la otredad la intención de hacer el bien y ser solidario.

Hasta en las sociedades bárbaras, el respeto a la mujer no excluía la superioridad del hombre, despiadadamente consagrada por las Capitulares, que proclamaban que en justicia la voz del hombre debía siempre primar sobre la de la mujer, que es lo que se trata de enervar en la actualidad para bien del hombre y su progreso intelectual.

Séneca expresó que la naturaleza de la mujer era inferior, que mueve a la meditación, pues se trataba del mayor exponente histórico del estoicismo; incuestionablemente un dislate del filósofo que no borrará la historia. Sin embargo, de esas circunstancias desfavorables a la mujer en el Derecho Germánico, la injuria a la mujer era castigada con fuerte pena en todos los Códigos Bárbaros, especialmente en el de los Visigodos, y así se desarrollaron sentimientos desconocidos por los antiguos, que depurados por el cristianismo, debían atravesar la Edad Media para preparar la galantería moderna.

Note los lectores que la injuria a la mujer era drásticamente castigada, por lo que se infiere que la violencia física y peor la muerte a una mujer eran inimaginables y los castigos horrendos, pues hasta los  bárbaros entendían la vital importancia de la mujer y honraban su dignidad. Actualmente, no se concibe, con siglos de aculturización y evolución de las sociedades, que los crímenes contra las mujeres y niñas asuman progresión geométrica en las estadísticas, no solamente en nuestro país que fue declarado el segundo más violento contra la mujer, sino en todo el continente y extra continente.

Era tan importante el rol de la mujer, que el despreciativo calificativo de animal sin pudor que le adosó Séneca, pasó desapercibido y el sexo despreciado hasta entonces, supo tomar autoridad sin traslapar su real sentido sin exagerar, pero tampoco desconocer los consejos de las mujeres llegaron a ser oráculos de paz y servían de estímulo o aliciente en los combates y, el mismo Tácito, eminente historiador, refiere el valor  que se daba a la aprobación de la mujer y a sus  consejos, por ello surgió para la historia el grito del caballero “Si mi dama lo supiera”.

El matrimonio germánico fue aun la unión imperfecta, incipiente, que por medio de actividades y peligros verdaderamente en común, preparaba a la mujer ya subordinada a su marido en la legislación romana, a otra condición mucho más favorable a los intereses de su persona y fortuna: la de compañera y asociada y, a una mujer con esas inherencias no se la mata, agrede o injuria, y esa condición era respetada e inviolable para los  bárbaros.

FORO

Raúl Pino Ichazo T.

Abogado, posgrados en Derecho Aeronáutico, Arbitraje y Conciliación; Filosofía y Política

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