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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Universalidad del cover

Universalidad del cover

No se piense que el cover es privativo del rock: cantar en español lo que está en inglés. En realidad, no hay arte en el cual no hagamos cover: en pintura, ¿cuántos imitadores de Picasso hay? en danza ¿cuántos movimientos de grandes bailarines son incorporados a las nuevas coreografías? En teatro, ¿cuántos hay que miran y remiran las interpretaciones de Shakespeare? Así en escultura y también en literatura. ¿Esos poemas, no llevan un trasfondo de Yeats, de Eliot, de Baudelaire?

Lo mismo pasa en la prosa: puro cover, influencias remotas o secretas. Por ejemplo, el Martín de Sobre héroes y tumbas, ¿no es acaso Aliocha Karamazov? Entre nosotros hay imitadores hábiles: un poco de Borges, un tanto de Vázquez Montalbán, otro poco de Paul Auster y John Cheever y Raymond Carver. Carver es un gringo que se aleja del paradigma aristotélico del cuento y escribe solo presentaciones. Tres jóvenes escritores bolivianos presentaron una antología donde hacen eso. Les presenté el libro y les pregunté, por pura curiosidad, por qué se alejaban de la presentación, nudo y desenlace (Aristóteles), No sabía que ya Carver.

¿No es mejor confesar que incluso en el pensamiento no hay nada original? Uno es mejor si se parece a Nietzsche, si hay en él algo de Heidegger o de Sartre. Todos hacemos cover.

Un buen amigo escribió su tesis sobre Potosí 1600, y le puso un nombre inolvidable: La Villa es sueño. Me habló para que la lea pero con temor, porque él sostenía que lo mío era plagio, pero confeso y constante. No solo no me enojé sino que hoy le diría que todo es cover, y le ayudé a encontrar en la novela ciertos plagios que habían sido desapercibidos. Por ejemplo, que en Potosí colonial había muchos aventureros, pero le puse "golfos, dancaires y otras gentes baldías, como más tarde diría el poeta". Claro, así hacía cover del mejor Cela. No hay pues originalidad en el arte ni en el pensamiento, y es necesario confesarlo y no ocultarlo. Un lector de las redes sociales dice que ya Ortega y Gasset dijo eso, y le creo, por supuesto.

Un buen amigo me dijo que necesitaba un guión de cine y me dijo solo dos palabras: Edipo en Tarabuco. ¿Cómo hacer calzar una tragedia griega en una región agreste? Luego la convertí en novela y salió Iskay. Fue la primera vez que primero hice un guión y luego una novela, y la experiencia me salió muy aleccionadora.

Insisto en que todo es cover, y es mejor decirlo. En mis días solitarios de pandemia, exploro esa posibilidad. ¿Qué tal Edipo en Tarabuco? ¿La Cancha y Crimen y castigo? Este es el trasfondo de mi novela más reciente, Pedro y María.

OJO DE VIDRIO

RAMÓN ROCHA M.

Escritor, abogado, “cronista de ciudad”

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