Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Un partido ch’eje

Un partido ch’eje

Silvia Rivera dice que en Bolivia todo es ch’ixi (una variante de ch’eje, que en quechua se dice chejchi: gris, ni blanco ni negro). Quizá todos los partidos políticos son ch’eje, pero el MAS en especial sí es un partido ch’eje, porque admite en su seno no solo a indígenas originarios sino a cholos, mestizos y también blancos. Pero, hoy, ningún candidato puede decir: Yo estudié doctorado en economía en Europa y conozco los problemas de Bolivia y tengo la solución: voten por mí. El electorado se preguntará quién es este, porque hoy la práctica política no pasa por la tenencia de varios títulos, mejor de universidades del exterior, o la acumulación de apellidos o el color blanco de la piel o la fortuna de nuestros padres, sino de la fidelidad con que sirves y participas en tu comunidad de base. Te caracterizas por tu apoyo al movimiento popular, a sus movilizaciones, marchas, bloqueos y acullicos colectivos. Los electores te conocen por tus actividades del pasado y votan por ti.

Para que vean, el texto de la nueva Constitución decía: Las relaciones sexuales se dan “entre personas”; un cristiano evangélico del MAS dijo que ellos no aceptarían ese texto y no votarían por los dos tercios. Conste que eran el 20% de los votos del MAS. Por eso quedó que las relaciones sexuales se dan entre el hombre y la mujer, y quedaron excluidos gays, lesbianas y en general la comunidad LGTBQ.

Al inicio, el MAS incluía a la Csutcb, Conamaq y la CIDOB; pero la Conamaq quería un retorno a la vida institucional preconquista. No querían el poder ni el Estado, porque eran las más occidentales entre las instituciones políticas, sino la propiedad comunitaria; ni alcaldías ni sindicatos, estos últimos integrantes de la Csutcb, el mayor enemigo de Conamaq (la CIDOB luchaba por la autonomía indígena de los pueblos de tierras bajas). Así, años más tarde, la Conamaq y la CIDOB, o una fracción de ambas, dejaron el MAS, que consolidó el apoyo de la Csutcb. En el MAS hay una tensión entre desarrollistas y tradicionalistas, que se dio sobre todo con los megaproyectos.

Allison Spedding, socióloga inglesa, dice que en las sociedades rurales nadie quiere saber del Estado, porque está representado por el aduanero, el policía, el juez, los impuestos y la ley, entre otros, y ellos tienen mayor confianza en el parentesco espiritual que los une con el transportista, que hace un campo en su camión para traer el contrabando. Por eso decimos que el MAS es un partido ch’eje.

OJO DE VIDRIO

RAMÓN ROCHA M.

Escritor, abogado, “cronista de ciudad”

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