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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Posmodernismo

Posmodernismo

Meta yo a despotricar contra el Modernismo, cuando un buen amigo me dice que por qué no hablo del posmodernismo.

Me tomó en curva, pero alcancé a decirle que eso nos tomaría otro curso, y agregué que eso no nos interesaba porque era un problema de Vattimo, Lyottard y otros connotados europeos, cuando hasta la periodicidad histórica nos era ajena, pues aquí no hubo Antigüedad, Edad Media y Modernidad y son vanos los esfuerzos de los historiadores que quieren calzar nuestra historia en esos períodos.

El posmodernismo es el fin de los grandes relatos, como que en la otra vida nos espera cielo para los justos e infierno para los pecadores, o que la clase obrera es una clase fundamental y la vanguardia de todas las que se enfrentarán a la burguesía para crear un mundo justo. Ya Mariátegui advirtió sobre nuestras realidades cargadas de campesinos y sugirió incorporar el tema étnico a la lucha de clases, tan solo para ganarse un reputazo de la Tercera Internacional, que por poco no lo acusa de agente de la CIA, como pasó en nuestro país con Sergio Almaraz, insultado así por un miembro de la Nomenklatura. Pero afortunadamente en tiempos de Mariátegui la CIA o se había creado.

Ahora existe el movimiento popular sin diferenciación entre proletarios y no proletarios y la lucha es de cada día, pues la sociedad justa no vendrá por el puro desarrollo de las fuerzas productivas, es decir, automáticamente.

Hoy se ha impuesto la micropolítica: desterrar las relaciones autoritarias de todos los instersticios de la sociedad: padres con hijos, maridos con cónyuges, jefes con secretarias, docentes con estudiantes, que no alumnos… y sustituirlas con condiciones igualitarias.

Para decir lo que digo, no necesito polemizar con Marx. Al fin y al cabo él no trataba de hacer más ricos a los ricos, sino construir una sociedad justa. Marx ha tenido limitaciones históricas, pero hay que remozarlo y no ignorarlo.

Una magnífica edición del CIS rescata las lecturas ávidas de Marx sobre el colonialismo. Probablemente iba a escribirlo, pero la vida no le dio tiempo. Marx vivió la época más salvaje de capitalismo y no tenía ojos sino para Europa. Era irremisiblemente europeo y algunos dicen que también era mesiánico por su fe en la clase obrera que, como un nuevo Mesías, iba a construir una sociedad justa. Marx en realidad se llamaba Mordecai Marx Levy; en su familia, había rabinos. El padre, que era funcionario del Kaiser, lo bautizó Marx, pero la madre, de apellido Levy, tenía al menos dos rabinos holandeses en la familia. La Phillips, firma holandesa que fabrica televisores y otros, es de los primos de Marx.

OJO DE VIDRIO

RAMÓN ROCHA MONROY

Escritor, abogado y "Cronista de la Ciudad"

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