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Origen de la frutilla

Origen de la frutilla

Dice Néstor Luján (Carnet de Ruta. Las recetas de Pickwick) que las fresas al parecer nacieron en los Alpes; el conde de La Place las tomaba con zumo de naranja, pero es usual consumirlas con crema de leche o nata.

Dice Xavier Domingo (De la olla al mole) que tras la llegada de Colón al Nuevo Mundo, los españoles daban nombres a los nuevos frutos de la tierra que les recordaran sus pagos, cuando no los bautizaban con despectivos como frutilla o Venezuela (una suerte de fruta pequeña o de Venecia chiquita). La frutilla es oriunda de América y la llevó a Bretaña un oficial de la marina francesa que se llamaba Fraise en 1712. Le puso su nombre y así se llamó fraises du Chili, porque fueron llevadas desde Chile, donde se las consumía con nata. Esto lo dice Álvaro Cunqueiro: La cocina cristiana de Occidente).

González de Nájera la describió así en 1600: "Hay una sola fruta …por extremo vistosa, sabrosa, olorosa y sana, aunque algo flemosa, a la cual se hace agravio con el diminutivo que le dan, llamándola frutilla, …que puede muy bien competir en bondad con la más regalada fruta de España y cuya forma es de hechura de corazón". Algo más de un siglo después, un francés llamado Amedée Frezier, botánico de oficio, la llevó a Europa y la bautizó con su nombre: fraise, es decir, fresa. (Xavier Domingo: De la olla al mole. P. 109)  <

Era costumbre de los conquistadores y en general de los europeos darles a los frutos americanos nombres caprichosos, como vainilla (vagina, ¡Qué vaina, chico!) o pomme de terre, manzana de la tierra al tomate. En fin, quizá tenían muchos frutos del reino vegetal por bautizar, pero asimismo ocurrió con los camélidos, que eran originarios, pero conocidos como carneros de la tierra. O lo que sucedió con la quina quina, la corteza del árbol de la quina o cascarilla, un secreto kallawaya que los franceses reinventaron enviados por la esposa del virrey de Lima, la condesa de Chinchón, y por eso su nombre científico es chinchona malaria. Ocurrió lo mismo con la historia del caucho (del quechua kauchuj), que los incas usaban desde hacía siglos para fabricar ponchos impermeables, zapatos con suela de goma, botas o botellas, y sabían aliar con azufre para volverlos más consistentes y sin mal olor. Pero fatalmente vino un norteamericano, Charles Goodyear, e inventó la vulcanización, que dura hasta hoy. Con la hoja de coca se inventó la Coca-cola, que originalmente se llamó Vino Mariani y lo consumían la reina Victoria y el Papa León 13. Hoy la Coca-cola conserva la publicidad original del dealer que quiere venderte droga y que la pases bien; Enjoy Coke; pero hoy tiene menos hojas de coca y más nuez de cola, de África.

OJO DE VIDRIO

RAMÓN ROCHA M.

Escritor, abogado, “cronista de ciudad”

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