Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Militante del MAS-IPS

Militante del MAS-IPS

28 años cumplimos hoy, que no es chairo. Por eso, como militante orgánico de esta fuerza política, me sumo a lo que decida mi partido en su próxima convención para decidir qué candidato mandamos a las urnas para que gane las elecciones. ¡Viva el MAS-IPSP! ¡Viva Evo, el jefe de mi partido!

Y no es porque el Evo la tiene más grande o por encuestas electorales o por oscuras maquinaciones de marketing político, sino por razones históricas e ideológicas.

Nada ganaríamos con estudiar los excesos de la conquista y la colonia y la república, si no vamos a desterrar para siempre la colonia de nuestras relaciones sociales, políticas y económicas actuales; si no anulamos la acumulación de apellidos que nos hacen “gente decente”; si no luchamos contra el predominio de los blancos en la empresa privada, en las televisiones, en los bancos.

Desde el 2006, la vida se ha llenado de polleras, de manifestaciones originarias. Hoy hasta está de moda vestirse como cholita. Pero ese esfuerzo solo se concentra en el occidente del país, no obstante que dos tercios de nuestro territorio nacional es de tierras tropicales. Sin embargo, desde Tiwanaku y junto a la dominación incaica, estos territorios poblados por originarios nómadas eran tenidos como chunchos; y tras la dictablanda incaica sobrevino la dominación española, que no se sabe si fueron más crueles los soldados o los curas, y se dieron ambos a la tarea de violar a nuestras tatarabuelas y sembrar la colonia de bastardos.

Esto se ve en las transmisiones del canal estatal, tan llenas de rostros y costumbres occidentales, al punto que muy pocas veces surge un rostro oriental.

Pero la economía cruceña está profundamente ligada al mercado interno, a los esfuerzos del Estado por conquistar el mercado interno. Las carreteras cruzan el territorio boliviano rumbo al Pacífico, para fortalecer las exportaciones cruceñas que van en grandes trailers que cruzan nuestro territorio y vienen de Santa Cruz.

Como dice un ex presidente, Santa Cruz solo sería el último estado de Brasil: sin relación alguna con nuestro mercado interno, donde hasta la industria cárnica cruceña tiene su fin. En realidad, eso serían todos los departamentos que limitan con países hermanos: Perú, Chile, Tarija.

Hay un tigre suelto en el oriente del país, que es el comiteísmo, una ínfima minoría de blancos que controlan desde la dictadura de Banzer la economía cruceña.

OJO DE VIDRIO

RAMÓN ROCHA MONROY

Escritor, abogado y  "Cronista de la Ciudad"

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