Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Mamadas que matan

Mamadas que matan

Una, quizá la peor por sus consecuencias sociales, es que las categorías tienen el mismo significado para Europa que para las colonias. Nada más falso, porque la colonia ha distorsionado los significados y, a veces, los ha opuesto. El caso más visible es el nacionalismo, que en Europa desembocó en versiones ultraderechistas como el fascismo y el nazismo, pero en la colonia desemboca en una sed de autodeterminación y soberanía de los países dependientes. Pero la izquierda oficial aplica mecánicamente lo que viene de Europa, es etnocentrista de nacimiento, y entonces colgaron a Villarroel y la izquierda oficial se afanó en cumplir con la alianza democrática, pero no con partidos ídem sino con representantes políticos de la oligarquía.

Si hay un acontecimiento popular como la revolución del 52, la izquierda oficial le da la espalda, lo ignora, lo ningunea y se aísla en la universidad, como lo hizo durante tantos años. O sea que todo nació con la colonia y se prolonga con la república hasta nuestros días. No se trata de acumular agravios sobre lo que ocurrió hace 500 años, sino sobre lo que ocurre hoy día con nuestras relaciones sociales, tan cargadas de los prejuicios de la colonia y de la república: el darwinismo social todavía hoy imperante.

Para colmo, el nacionalismo en el poder cometió un error garrafal al atentar contra la autonomía universitaria, un bastión de la izquierda oficial que hoy es una garantía constitucional. Lo ocurrido en 1955 con la intervención a la universidad separó aún más al movimiento popular del 52 con el ninguneo explícito de los universitarios a considerarlo, hasta que vino la teoría del entronque histórico con dicha revolución, cosa que fue recibida por la izquierda oficial como un gas silencioso y maloliente en un velorio inglés. Nunca como entonces se hizo frecuente la noción de taxipartido (porque todos los militantes de izquierda de un partido entraban en un taxi).

El MNR era un partido en trance de dividirse desde el poder: muchas facciones iniciaron los auténticos y los lechinistas, el MNR Histórico, de Víctor Paz, y el MNR de Izquierda, de Siles Zuazo, y varias otras facciones que echarían al MNR del poder con la complicidad de toda la izquierda oficial, que secundó un ciclo de dictadura militar y entreguismo liderado por el golpe del general René Barrientos Ortuño.

Nos costó muelas destruir las dictaduras militares para inaugurar la democracia boliviana; pero el país estaba destruido económicamente cuando la UDP logró 3 triunfos electorales consecutivos hasta 1980.