Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Ganar o no ganar

Ganar o no ganar

Debo decirles que por más firme que sea mi militancia, al final no me interesa el resultado de las elecciones de octubre, porque igual voy a seguir siendo militante firme con mis convicciones. Faltaba más! 

En una reunión, Evo dijo que más que compañeros necesitaba “campañeros”, y lo entiendo; pero el proceso de cambio va mucho más adelante que las elecciones de octubre, porque falta desterrar de la sociedad a la colonia, que parece enraizada en nuestros días porque los cambios sociales son más lentos que los estatales.

Creo que es de sentido común examinar la gestión de estos 14 años, no solo económica sino también política, cultural, ideológica, para perseguir el mismo fin que el proceso de cambio, que quizás no solo necesite 5 años más para consolidar lo hecho, sino una o dos décadas.

Lo que sí es cierto es que si gobernaran otros, de inmediato vendría una devaluación del dólar y un retiro a la subvención de la gasolina y el diesel, que es un mecanismo de redistribución del ingreso que permite no encarecer la vida, sobre todo para el movimiento popular. Con un Congreso adverso en su mayoría y apoyado por los movimientos sociales en las calles, ¿cómo podrían gobernar ellos? Ellos mismos abogarían por "sincerar" la economía boliviana, como acaba de hacer Lenin Moreno con la economía ecuatoriana, y que se arruinen los "zánganos". Aquí zánganos significa movimiento popular, movimientos sociales, gente que resiste la pobreza y espera su ascenso social, mientras el proceso de cambio nos da una estabilidad económica envidiable, con subsidios que abaratan el costo de vida y redistribuyen el ingreso.

La oposición dice que ha presentado sus programas de gobierno incluido un modelo económico alternativo; pero he revisado esto y no hay tal. Es una falta de respeto a los “analistas” políticos no dar un modelo para su respectivo análisis. Lo cierto es que esas medidas económicas se darán aunque no se las diga por temor al electorado, pero el dólar se va a devaluar, así como se va a quitar el subsidio a la gasolina y al diésel. 

Por esas opciones, yo voy a votar por convicción, por sentido común, sin escuchar las prédicas de los otros y fijándome no tanto en qué dicen, sino en quién las dice para determinar mi conducta política. De un lado, puros rumores, temores sobre el futuro de Bolivia. Del otro, certezas avaladas con estadísticas y crecimiento continuo, el más grande de América Latina. ¿Voy a cambiar lo cierto por lo dudoso?

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