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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Estar en línea

Estar en línea

Hay un suplicio femenino: el estar en línea; y otro, la depilación. ¿Por qué? ¿Por los hombres?

La moda en los Estados Unidos está en depilarse incluso el súnico, totalmente o como barbita lenineana. Por supuesto, los sobacos, las piernas, los brazos, el bigote… Una vez vi en La Habana unas piernas muy atractivas de una chica joven y bella que iba de guía; tenía las pantorrillas negras de tanto vello y poco antes de la minifalda, unas piernas sin vello muy atractivas. Notó que le mirábamos las pantorrillas y nos dijo: Es que en la isla no hay con qué depilarse. Y nos mostró el sobaco cargado de vellos. Menos mal que no nos mostró el súnico, una pelambrera espesa que abría sus fauces.

¿Todo por qué? ¿Por el hombre?

Veo chicas muy lindas acompañadas de gordos que tienen carros japoneses y te miran con desprecio. ¿Por qué lindas? Quizá porque mantienen “la línea”; porque tienen el vientre plano.

Las mujeres se critican cuando ven una gorda: les da gordofobia. No entienden que hoy ser gorda o gordo no es un signo de prosperidad, sino de mala alimentación. ¿Mala? Quizá con carbohidratos y féculas en exceso, que luego “deforman” el cuerpo al acumular grasa.

Comer alimentos naturales es caro; ser vegetariano o vegano es caro. Las verduras y otros alimentos orgánicos son caros; mejor es comerse unas salchipapas o un pollo a la canasta. El problema es que están fritos en aceite y acumulan grasa en el organismo. Por ahí los vientres de los varones y de las mujeres; peor si tomas chicha o te das furiosamente a la cocina criolla. Muchas veces, al comer, digamos, un lambreado de conejo, acabas la carne con algo de guarnición y te dicen que no has comido nada, porque el plato está lleno de carbohidratos: papas, tunta, arroz, que acumulan grasa.

Los fast foods son más baratos; mejor si comes en la calle, pero engordan. En cambio, estar “en línea” sale caro y no está permitido sino a quienes tienen, más a las mujeres que a los varones.

En el pueblo, las diferencias son sustanciales: si una cholita no puede engordar, dicen que ha fracasado su matrimonio. En cambio, ellas suelen pasear a unos bueyes muy anchos, de camisa muy bien planchada, y los exhiben orgullosas de su gordura: el matrimonio les salió bien.

Estar en línea es prohibitivo. Las mujeres del pueblo no pueden darse ese lujo, salvo si son muy jovencitas y no han comenzado a trabajar; pero en cuanto se casan, comienzan sus problemas, pero si él está gordo y ventrudo, ¿no tendremos también nosotras derecho a estarlo, si trabajamos igual? ¿O peor?

OJO DE VIDRIO

RAMÓN ROCHA MONROY

Escritor, abogado y  "Cronista de la Ciudad"

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