Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Escribir sin leer

Escribir sin leer

Siempre repetí que uno puede ser lector sin necesidad de escribir, pero de ninguna manera se puede ser escritor sin leer.

En mi caso, le debo a mi hermano Enrique la cesión de su enorme biblioteca cuando quemó naves para irse a La Paz; biblioteca que actualizaba con títulos que recibía y que me los mandaba. De modo que a mis 20-25 años yo era un estudiante en los parques con un libro bajo el brazo. 

¡Viví al revés! A mis 25 se me figuraba la vida como un torrente donde otros bañistas retozaban, mientras yo no me animaba a meter siquiera el dedo gordo del pie. Un día me zambullí en la vida y ya no salí más. Hice mi tesis sobre la Crisis de la Civilización Occidental y gané el gran premio del sesquicentenario de la república 1975, convocado por la Alcaldía de La Paz. De esto, en el Bicentenario se cumplirá 50 años, 50 años de mi primer libro en poco más de dos años.

En la ceremonia, una dama me dijo que yo no tenía manos de intelectual sino de leñador: mi palma era muy grande y mis dedos chicos. Le pregunté qué más veía en mi palma y me dijo: Su línea de la vida es muy corta. Usted morirá en 10 años. Mi reacción fue inmediata: tenía 10 años de seguro de vida y había que apurarse. A continuación, mi vida giró como una perinola. Llegó el décimo año y no morí, pero mi vida cambió radicalmente, porque dejé a mi mujer y a mis tres hijos y me fui con otra.

Dicen que el arte es un 10% de inspiración y un 90% de transpiración, y está bien dicho. Pero yo tengo otra conseja: que el arte es un 90% de percepción y un 10% de expresión. ¿Qué se puede hacer con quienes acumulan técnicas y técnicas y no saben qué decir, porque no han percibido? Y no se crea que haya mundos imposibles, porque caminamos ciegos a cuanto nos rodea en la vida cotidiana.

Me calientan asimismo quienes dicen que estas vacaciones leerán a todo Cervantes o a todo Lope. ¡No leerán nada porque no se lee por obligación: se lee por puro placer!

Hay otros que afirman que el Quijote lo leen por lo menos dos veces el mismo año. ¡Mentira!

OJO DE VIDRIO

RAMÓN ROCHA MONROY

Escritor, abogado y  "Cronista de la Ciudad"

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