Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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El cannabis

Hay la ley 913 de marzo de 2017 de tráfico de sustancias controladas, que autoriza el uso medicinal del cannabis y que se puso en discusión tras la Marcha Mundial de la Marihuana, que exige la libertad para los detenidos por su tráfico, entre otras demandas.

La ley que autoriza el uso legal de la marihuana fue aprobada a mediados del 80 en Argentina; sin embargo, su reglamento no sale, y eso que se creó un ente de registro de instituciones y personas que se dedicarán a este negocio. Con excepción de Jujuy, que creó una agencia estatal para promocionar el uso medicinal.

En los Estados Unidos, probablemente por injerencia de la DEA, hay estados en los cuales las prisiones son privadas y el Estado garantiza un número adecuado de presos, la mayoría de los cuales son indigentes mexicanos (no todos) cuyo único recurso es traficar con marihuana y exponerse a sufrir severos castigos judiciales.

Hay que recordar a Antonio Escohotado, autor de una monumental Historia de las drogas, que recuerda un hecho imborrable: George Washington, Benjamin Franklin y otros padres de la patria tenían en sus huertas marihuana que fumaban sin contratiempos. Y ojo que Escohotado estaba más cerca del liberal Vargas Llosa que de cualquier partido de izquierda. Lástima que Escohotado murió alrededor de los 80 años. O sea que perteneció a la generación de los 60, que desparramó el uso de drogas por toda Europa. Él también, aunque luego usó el lado académico de la droga con su Historia, que es muy leída. Se le puede tachar de todo, menos de mentiroso. Si Escohotado lo dice, es porque es.

En Bolivia ha aumentado el contrabando de marihuana, así como la venta y consumo ilegales, mientras otros estados norteamericanos han liberado de culpa a esa sustancia. El caso de Holanda es paradigmático: en Amsterdam hay boutiques de una gran variedad de yerba, que los parroquianos escogen y fuman libremente. Hay turistas norteamericanos que se encierran por 20 días en esos establecimientos para hartarse de marihuana y luego irse a casa muy satisfechos.

¿Por qué no se reconoce una situación de hecho, como en Bolivia, que contrasta con la concepción medieval de la DEA? El contrabando de marihuana sigue en auge; lo mismo la venta y consumo ilegales de estos productos. ¿No habrá forma de que los legisladores reglamenten su uso?

OJO DE VIDRIO

RAMÓN ROCHA MONROY

Escritor, abogado y  "Cronista de la Ciudad"

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