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Buffon, el de la enciclopedia

Buffon, el de la enciclopedia

La primera vez que se usó el término raza, para referirse a la especie humana, fue en 1684, por Francois Bernier. Ya en Francia había polémica sobre la diferencia entre francos y galos, origen de la nobleza y la plebe. Sin embargo, fue más importante Buffon, con su Historia Natural, que opone los conceptos de civilización y urbanidad a los de salvajismo y barbarie. En sus “Variedades de la especie humana”, la cumbre está ocupada por Europa del Norte; luego viene el resto de Europa; después Asia y África y en el último lugar están los “salvajes americanos”. Se trata de George Louis Leclerc, conde de Buffon (1707-1788), que influyó en la Enciclopedia de Diderot, en Lamarck, Cuvier y Darwin. Estudió las épocas de la tierra. Un cráter de la Luna lleva su nombre; es conocido por clasificar la flora y la fauna.

Veamos qué dice Buffon:

“Los persas, los turcos, los moros, se civilizaron hasta cierto punto: pero los árabes… viven, al igual que los tártaros, sin regla, sin urbanidad y casi sin sociedad”. “Sus casas son bajas y mal construidas; sus tierras, muy mal cultivadas”. “Su lengua misma es tan sencilla, que les es casi común a todos. Puesto que no tienen más que un pequeño número de ideas, tampoco poseen más que un corto número de expresiones”. “Todos son igualmente groseros, supersticiosos, estúpidos”. “Los australianos son aquellos que entre todos los humanos más se aproximan a los brutos, lugar que a veces les disputa el indio americano, que en sí mismo no es más que un animal de primer orden”. Los asiáticos tienen “ojos pequeños, como de puerco”. Entre el blanco y el negro “habría dos especies bien distintas; el negro sería al hombre lo que el asno es al caballo; o mejor, si el blanco fuese el hombre, el negro no sería ya hombre, sino un animal aparte, como el mono”. “Los negros son seres inferiores y, después de todo, es normal que sean sometidos y convertidos en esclavos”. Además, está “el olor más o menos fuerte que despiden al transpirar”.

Buffon deduce que “la esclavitud no es ilegítima”. En su soberbia eurocentrista, no ha investigado ni viajado nada, pues le basta con imaginar y deducir a partir de Europa, que lleva civilización al planeta aun a costa de la esclavitud de indios, negros y asiáticos.

Veamos nuestro criterio de belleza: Europa nos sirve tanto en lo físico como en lo ético y cultural para determinar lo bello, al igual que hoy, porque una guagua “blanconita” es mejor que una guagua chola, birlocha o aindiada.

OJO DE VIDRIO

RAMÓN ROCHA MONROY

Escritor, abogado y  "Cronista de la Ciudad"

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