Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 00:24

Apuro histórico

Apuro histórico

Los 14 años del gobierno anterior pueden ser simbolizados por Mi Teleférico, el magnífico sistema de transporte de La Paz que, en tecnología, significa avanzar al siglo 25; pero la sociedad boliviana es mucho más lenta como las laderas que se ven abajo, con sus problemas de hacinamiento y tugurización. Mi Teleférico simboliza el apuro histórico del Estado Plurinacional por hacer lo que no se hizo desde la colonia, mientras la sociedad vive y es mucho más lenta.

No se crea que todo cambió con la república, porque la sociedad continuó viviendo su pax colonial y aun hoy deberíamos desterrar la colonia de nuestras relaciones sociales actuales, porque la colonia es el origen del racismo y la discriminación actuales.

Un Estado aparente se fundó en 1825 con exclusión del 80% de la población y un darwinismo social que se acentuó en el siglo 20, bajo el gobierno del Partido Liberal. No olvidemos que por entonces se desterró el carnaval popular o la Anata andina por sucia y maloliente; se desterró la chicha a los extramuros y todo fue sustituido por un carnaval veneciano para damas y caballeros. El indio tenía la culpa de todos nuestros males; nunca se escribió tanto y tan mal contra el indio, lo mismo René Moreno que Baptista, Montes o Saavedra. El joven oficial José Manuel Pando, más tarde Presidente, exploró los ríos del Beni y dejó unas Memorias donde dice que a los pueblos salvajes (como se conocía a los pueblos nómadas de tierras bajas) había que cazarlos no solo con rifles, sino con perros de caza. Hay un departamento en Bolivia que lleva injustamente el nombre de Pando. Pero esta ideología se repite hoy con la versión de un exhacendado, que decía: ¿No ve que queríamos mucho a nuestros ch’apis? Así queríamos a nuestros indios.

Los indios llegaron al gobierno y mostraron que había tantas cosas que hacer que el Estado debería apurarse en crear condiciones de producción para generar riqueza; pero ni siquiera dejaron que se integrara el territorio por carretera y se construyera el mercado interno. Bastó la protesta de algunos ambientalistas para suspender la carretera Cochabamba-Beni, un anhelo que tiene más de un siglo. Esta espera de más de cien años no es invento, pues hay que leer la obra de un preclaro intelectual beniano, Rodolfo Pinto Parada, para confirmarlo.

Quizás este es el origen del apuro histórico del Estado frente a la sociedad boliviana. Es algo que puede confirmarse con la inversión pública en cientos de obras que, en realidad, son solo condiciones de producción para generar riqueza.

OJO DE VIDRIO

RAMÓN ROCHA M.

Escritor, abogado, “cronista de ciudad”

[email protected]