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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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La moda pasa, la lectura es como el estilo

La moda pasa, la lectura es como el estilo

“Borracho estaba, pero me acuerdo”, dije muy segura en la primera clase que dicté en la  universidad privada donde fui docente en la carrera de Comunicación Social. “¿En serio?”, me preguntaron algunos estudiantes en coro, mientras que uno mas sagaz me dijo: “está mal licen, es “borracho estaba, no me acuerdo”. Es en serio, y el título es como lo dicté, les respondí a todos, el autor: Víctor Hugo Viscarra. Anotaron en su celular y más de uno buscó de inmediato el resumen, cosa que a estas alturas del partido, queda fuera de nuestra cancha.

Aunque el libro que elegí para mis estudiantes no tenía nada que ver con el contenido de la materia, me pareció un interesante viaje a ese mundo desconocido de los suburbios de la ciudad de La Paz y el Alto, que si no fuera por este autor nunca conoceríamos y menos aún, entenderíamos. Tal vez muchos no coincidan conmigo, pero me pareció la manera más grata de generar en mis estudiantes algo de empatía por las personas que viven en situación de calle, mas allá de las circunstancias que los llevan a vivir así.

Pensé mucho antes de introducir el libro en la clase y de promocionar su lectura. Con 16 estudiantes, la mayoría de 18 y 19 años, decidí usar la vieja estrategia: “La lectura no es obligatoria, pero si en algún momento necesitan mejorar sus notas los controles de lectura podrían salvar sus vidas”. Como ocurre con toda clase, no todos los estudiantes se comprometen con la materia y menos con las tareas o actividades que se encargan, así que tampoco esperaba que todos disfrutaran de esa “aventura entre líneas” que les proponía.

Tres días después de encargar la lectura del libro, una estudiante me lo mostró en clase, aquello sin duda alguna me avivó la esperanza de lograr mi objetivo, lograr que al menos una persona leyera un libro para mi clase, dedicándole 10 o 15 minutos diarios. Tres semanas después, decidí comentar el libro en clase, propuse recordar pasajes de los primeros capítulos, fue grato ver que al menos la mitad del curso podía opinar y debatir. Al culminar el módulo, por lo menos 10 de los 16 estudiantes habían leído el libro casi hasta el final. Guardo la esperanza de que al menos 1 de esos 10 lo haya terminado.

Pese a todo, para mí es ganancia pura saber que durante siete semanas los “zetas” leyeron cada día. Un poco diariamente, mucho en determinadas jornadas, del celular, de la tableta, de la copia trucha del correo o del original, no interesa. Lo mejor es que leyeron y probaron esa sensación tan espectacular que nos regala la lectura de un buen libro. ¿Se imaginan si todos leyéramos mas?, mejoraríamos nuestro vocabulario, nuestra ortografía, nuestra forma de hablar y de expresarnos, nuestra cultura y viajaríamos de la manera más económica a impensables aventuras que ni Netflix ni otra aplicación nos pueden ofrecer. No sé cuál sea la mejor fórmula para incentivar la lectura en los más jóvenes, pero estoy segura que obligándoles a leer aburridos textos no lo lograremos.

Si cada padre le regalaría a su hijo un libro que marcó su vida o un libro que contiene temas de interés para él, haríamos de la lectura un hábito diario y divertido. Si cada profesor permitiera que su estudiante lea lo que le interesa o le entretiene, sin exigir un resumen, estoy segura de que tendríamos estudiantes aprovechando los minutos de lectura obligatorios de cada clase.

Es triste saber que somos capaces de invertir más de 20 dólares en una salida al cine buscando dos horas de pura diversión y no podamos invertir la misma suma de dinero en un libro que nos regalará no solo diversión, sino también conocimiento y que, además, podemos heredar, regalar o compartir. Ahora que estamos viviendo la Feria del Libro en Cochabamba y que es mediados de mes, podríamos destinar un presupuesto y un tiempo para elegir entre tantos títulos grandiosos el ideal para nosotros.

Leí en un libro de diseño que la moda es pasajera, pero que el estilo es eterno, haciendo la similitud te aseguro que un niño que lee ahora por gusto y con placer, mantendrá ese estilo eternamente!!!