Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 06:46

Podría “hacer” de madre de nuestros hijos si algún día les faltamos. Nuestra naturaleza previsora y, a veces, fatalista nos hace considerarlo. Por eso, tendrá que ser amiga, casi hermana, con nuestros mismos valores y mismas intenciones, para ser la elegida. Pero, ¿cuándo es que decidimos comenzar a buscar a esta mujer? No vamos buscando de manera consciente, está claro que aún sin tener hijos, aún sin saberlo, siempre la andamos buscando.

 Y es que, necesitamos esa fiel mujer que pueda ser capaz de escucharnos por horas, esa que no va a cuestionarnos, la que podría no estar de acuerdo pero nos apoya. Esa fémina que, como nosotras, puede derrumbarse en minutos, pero bien alentada por otra, puede reconstruirse en segundos.

Deberá ser la cómplice perfecta en las más arriesgadas decisiones y, al mismo tiempo, la conciencia que nos falta en nuestros momentos de locura. Será tan especial para nosotras que no dudaremos en actuar como nos pide y hasta en prestarle nuestra ropa. 

Jamás pensaremos en dañarla, con ella la relación es paralela a una relación amorosa, y tiene una función específica de soporte emocional. Es la asesora perfecta para reafirmar que nuestros zapatos no están pasados de moda y que nuestra incursión en la política es un acierto. 

Encaja en todo momento y en todo lugar, debe hacerlo. En el llanto y el dolor, como en la alegría y diversión, su presencia es obligatoria. Su nivel de pelea y debate debe estar a nuestro nivel, de lo contrario, la fórmula no daría el resultado que esperamos. 

La necesitamos y lo sabemos, por eso la cuidamos. Podemos pasar los días peleando con la elegida y aún así no dejarla ir de nuestro lado, porque las peleas con ella nos demuestran que elegimos alguien muy parecida a nosotras y eso nos da seguridad.  

Compartiremos historias, anécdotas y todo cuanto se pueda atravesar en el camino, pero nunca implicará compartir un amor, la letra chica de este acuerdo no es realidad chica y está en mayúsculas gritando que el amor es cosa seria para una mujer. 

La elegida será parecida a nosotras o más bien  como nosotras quisiéramos ser, por ello, estaremos seguras de que será no solo una, sino la mejor opción para compartir el cuidado de lo más valioso que tenemos en nuestras vidas y será desde entonces que la llamaremos…“Comadre”.