Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 16:06

Depresión y presión

Depresión y presión

Transcurría anodinamente el primer martes del mes de marzo, cuando cerca del mediodía el país se estremeció con la noticia de un terrible y trágico incidente en instalaciones de la Universidad Pública de El Alto (UPEA). Una asamblea estudiantil, impensable en tiempos de pandemia, derivó en enfrentamientos y empujones, típicos de esta clase de acontecimientos, que fatídicamente derivaron en la ruptura de una de las barandas que resguardaba el pasillo del quinto piso. Siete jóvenes bolivianos fallecieron precipitándose al vacío y Bolivia entera se enlutó. Las pesquisas se iniciaron en el acto y los dedos, habidos de justicia, señalaron raudamente a una diversidad de posibles responsables.

Como suele suceder en estos casos, las opiniones sobre la responsabilidad de los sucesos son diversas, pero llamó mi atención el hecho de que algunos apuntaran como responsables a quienes convocaron la asamblea y otros argumentaran en sentido contrario, indicando que quienes asistieron lo hicieron voluntariamente. Por supuesto, no es mi intención dilucidar tan delicado tema y mucho menos endilgar responsabilidad alguna, las autoridades tendrán que hacer su trabajo; sin embargo, la contradicción planteada deja entrever, en mi criterio, una situación recurrente en nuestra sociedad cuando de acciones colectivas se trata: La presión del grupo o su dirigencia sobre el individuo.

Un atributo de todo ser humano es la autodeterminación, vale decir, la capacidad de tomar sus propias decisiones. Esta innata particularidad resulta fundamental para comprender a cabalidad el significado de libertad y, sin duda, se constituye también en un pilar del modelo democrático; sin autodeterminación ambos conceptos son insostenibles. Claro está, que cuando se toman decisiones en conjunto esta facultad se ve disminuida, pero ello es parte del costo de vivir en sociedad; lo que es inadmisible es que se la afecte ejerciendo presión, sea tácita o expresa y, lamentablemente, ello sucede muy a menudo en  nuestros colectivos.

Las multas, las sanciones y las represalias de diversa índole están a la orden del día y se constituyen en instrumentos de sometimiento de la voluntad de los individuos. En consecuencia, trabajar en el fortalecimiento de ese atributo es imperativo, especialmente si pretendemos vivir en una sociedad efectivamente libre.

FORO

OSCAR TOTO MERCADO

Abogado

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