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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Violencia y política: sobre la coyuntura política norteamericana (I)

Violencia y política: sobre la coyuntura política norteamericana (I)

En relación con el clima de protestas en EEUU me gustaría realizar algunos breves “apuntes fenomenológicos” sobre la violencia y la política a partir del pensamiento de Hannah Arendt. Mi único propósito, con ello, es establecer valoraciones que sirvan como insumos teóricos a la hora de pensar algunas dimensiones de la presente coyuntura en el país del norte. Excluiré, por otro lado, cualquier reflexión sobre el complejo fenómeno del racismo.

1. Como la filósofa alemana indica en su texto On Violence, es un “lugar común” señalar la “irracionalidad” de la violencia. Dicha idea parece venir adjunta a la comprensión de que su fundamento es la rabia (rage) y que esta se manifiesta siempre como patológica e irracional. En contra de estas premisas, Arendt intentará comprender el sentido de la experiencia específicamente humana de estos fenómenos, apuntando, por ejemplo, que: “la rabia no es […] una reacción automática ante la miseria y el sufrimiento como tales; nadie reacciona con rabia ante una enfermedad incurable […] o, por lo que nos concierne, ante condiciones sociales que parecen incambiables. La rabia solo brota allí donde existen razones para sospechar que podrían modificarse esas condiciones y no se modifican. Solo reaccionamos con rabia cuando es ofendido nuestro sentido de la justicia…”. Como sentir humano, esta rabia se halla a su vez ligada a la violencia por una relación que no carece de racionalidad, ya que “bajo ciertas circunstancias, la violencia -actuando sin argumentación ni palabras y sin consideración a las consecuencias- es el único medio de restablecer el equilibrio de la balanza de la justicia”. De tal modo, en la medida en que es un medio efectivo para el alcance de ciertos fines, la violencia posee, fenomenológicamente, una nota de racionalidad que es importante considerar.

2. La racionalidad de la violencia depende de su carácter instrumental. En tal medida, su papel como medio solo puede ser juzgado a partir de los fines concretos que persigue. Si bien, como dice Arendt, es cierto que “Francia no hubiera obtenido nunca […] modificar su anticuado sistema de enseñanza si los estudiantes franceses no se hubieran lanzado a la revuelta”, también es verdad que la violencia puede ser efectiva para alcanzar las concesiones más equivocadas o absurdas. Por otro lado, de su carácter instrumental también depende que la violencia no deba nunca transformarse en la “lógica” de la acción colectiva, ya que, cuando esto ocurre, se cierne el peligro inminente de que los medios superen y aniquilen al fin que “se proponían” alcanzar.