La palabra “cultura”, derivada del latín cultus, es en sus comienzos un término que describe el trato reservado a la tierra en las actividades agrícolas. En este sentido, la cultura es cultivo y cuidado. Esta idea, por otra parte, también puede complementarse desde la filosofía atendiendo a los distintos sentidos asignados históricamente a la actividad agrícola. Así, mientras para los griegos la actitud respecto de la tierra es agresiva y busca “extraer” de ella lo necesario para la vida, para los romanos se trata de un trabajo distinto, en el que se halla implicado el respeto y un cierto “tacto” gentil. Esta última tradición es la que llega a ser dominante en el empleo inicial del término cultura. 

En el siglo XVIII y con el impulso histórico de la Ilustración se define el empleo metafórico de la palabra cultura. Desde aquel momento, este término ya no estará restringido a la actividad agrícola sino que empezará a hacer referencia al “cultivo” del espíritu humano, es decir, al proceso de formación del hombre en un sentido humanístico. Acá cabe advertir que, por ejemplo, el sentido de “cuidado” impreso en la actividad agrícola por el espíritu romano no necesariamente se traslada al empleo metafórico de “cultura”. Por el afán metódico y los lineamientos “academicistas” de la Ilustración, el cultivo del que es objeto el espíritu humano adquiere un sentido más bien formal y procedimental, pasando a olvidarse el significado de “gentileza” implicado en el “cultivo” latino. 

Ahora bien, este último significado propiamente académico de la palabra cultura ha sido impugnado frontalmente desde hace un par de siglos por la antropología. Así, mientras la disposición humanista tendía a pensar el “perfeccionamiento” del espíritu humano en sentido universal, el trabajo de la antropología ha consistido en resaltar la riqueza propia de cada universo cultural. De esta forma, se ha puesto en cuestión cualquier parámetro “universal” que sirva de referencia única para la valoración del grado de “perfección” de una cultura. Este es el gran aporte que la antropología ha brindado al desarrollo de la interpretación de la cultura en el mundo contemporáneo.

Sin embargo, existe un concepto recientemente popularizado que puede iluminar una dimensión distinta de esta genealogía del concepto de cultura, se trata de la peyorativa expresión “cultura de masas”. El desarrollo de esta posibilidad interpretativa se llevara a cabo en la siguiente columna.

SIN ASIDEROS

OSCAR GRACIA LANDAETA

Filósofo

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