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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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La “pasión por la justicia” (I)

La “pasión por la justicia” (I)

En contra del pesimismo y la sospecha estructural que caracteriza a sociedades como la nuestra, considero que las expresiones de los personajes políticos pueden ser más valiosas para el análisis por aquello que efectivamente revelan antes que por aquello que -de un modo natural asumimos- quieren ocultar. En ese sentido, me interesa comprender cuáles son las experiencias fundamentales que subyacen a la declaración que el 13 de marzo hiciera David Choquehuanca en Twitter en sentido de que aquello que mueve los actos del gobierno sería una “pasión por la justicia”.

En tales términos, no es poco importante que la frase referida por el Vicepresidente constituya una cita textual de una parte del discurso inaugural de Marcelo Quiroga Santa Cruz en el juicio de responsabilidades iniciado en contra del general Hugo Banzer Suarez en 1979. Una de las condiciones mediante las cuales cada persona desarrolla una comprensión de su vida cotidiana se da en la vinculación del presente al marco de “atmósferas” pasadas que, se considera, expresan de un modo más fiel el rigor de la circunstancia actual. En tal sentido, la “pasión” de la que habla Choquehuanca es una pulsión emotiva que debe ser entendida a partir de la referencia elegida por él mismo para dar cuenta de sus “sensaciones” internas. 

En 1979, las condiciones materiales e ideológicas de una época se hallaban cercanas a su disolución. Aquellos marcos discursivos e imaginarios que habían posibilitado la sostenida vigencia de gobiernos militares perdían ya entonces su capacidad de interpelación. En tal sentido, en la voz del Quiroga Santa Cruz se erguía la impugnación de toda una sociedad a la impunidad y el abuso por parte de los altos mandos militares. Es propio de un contexto tal que la naciente asunción colectiva del valor sagrado de la voluntad popular imponga sobre la representación de los dictadores inmediatamente pasados el aura de la maldad radical, de la usurpación descarada y de la arbitrariedad viciosa. Es frente a tal figura de lo siniestro que se alzó la “pasión” de la que hablaba Marcelo portando la voz del naciente sentimiento popular.

La claridad perfecta de aquello que es antipopular y ominoso, el recuerdo emotivo de las víctimas del abuso y la perfecta transparencia del significado de la palabra “pueblo”, son las nociones clave que se trasladan desde el discurso del líder socialista asesinado hasta la auto-interpretación de David Choquehuanca. ¿Cuánto evade tal visión las complejidades de la realidad política actual del país y en qué medida este es un imaginario compartido por la fracción civil y política “opositora” de la nación? Tales son las preguntas que moverán los siguientes artículos de esta columna. 

SIN ASIDEROS

OSCAR GRACIA LANDAETA

Filósofo

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