Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 00:01

La pandemia medieval boliviana

La pandemia medieval boliviana

Durante casi década y media el Movimiento Al Socialismo (MAS) mitificó las distintas vicisitudes de la política del país  a través de un constructo ideológico primario: la imagen simplificada de la confrontación entre una Bolivia indígena-buena y una Bolivia occidental-mala. Después de la salida de Evo -y como producto de las disputas posteriores entre los líderes políticos de oposición- se creó, con buena dosis de espontaneidad, una segunda mitificación: la de “los políticos”-malos contra “el pueblo”-bueno. 

Aclarando que no creo que en Bolivia exista algo tan homogéneo, cerrado en sí mismo y consistente como “un pueblo”, aceptaré la oposición sociedad política - sociedad civil para analizar a este último elemento (el popular) en su específica realidad de no-bondad.

En su libro “Imaginarios sociales modernos”, el filósofo canadiense Charles Taylor estudió la “mentalidad de la insurrección popular” durante la Revolución Francesa. Ésta se caracterizaba, según el autor, por la incapacidad de entender los problemas sociales como dinámicas impersonales (siempre debía haber un culpable visible y doloso) y por la tendencia a exigir castigos viscerales (una suerte de culto a la expiación sanguinaria). El producto de la adecuación de la nueva esfera política a estas tendencias -a través de la oficialización de la “sospecha” y la “seriedad” de la guillotina- sería la sofisticada carnicería desarrollada durante el terror. 

Las redes sociales confirman que esta “mentalidad”medieval europea ha mantenido en Bolivia todos sus características de atavismo y brutalidad. Hace unos días, frente al arribo del coronavirus al país, la reacción de vastos sectores populares fue -ante su incapacidad de entender lo impersonal del desarrollo de una pandemia en un mundo globalizado- la culpabilización de los infectados. Acto seguido, se agredió al personal médico que atendió a una paciente en su domicilio y se le impidió a esta el ingreso en los centros de salud de su localidad. 

Aquí quedan sobrando los juicios morales. Valga, sin embargo, una advertencia para entender que la demanda generalizada por construir una “clase política” plenamente sumisa a los arrebatos de este “pueblo” (que de santo no tiene nada) debe ser profundamente repensada. La política solo puede adquirir sentido trascendiendo la mentalidad de “cabildo” que ha caracterizado lo mejor y lo peor de los charqueños/bolivianos desde la colonia.

Entrando en la página solicitada Saltar publicidad