Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 21:57

Pandemia y delincuencia

Pandemia y delincuencia

Cuando se simplifica la comprensión de los problemas sociales y se demanda acciones gubernamentales que brillan por su carácter rudimentario y “directo”, regularmente se llegará a recoger, en el mediano y largo plazo, efectos que superen la dimensión de los problemas que se querían evitar en primer lugar. Este será, estoy convencido, el caso con la actual pandemia. En lo referente a nuestra ciudad, la incompetencia de las instancias gubernamentales para generar formas de control del virus que no atenten directamente contra la economía de la población se articuló a la demanda de un sector importante de la sociedad por “cuarentenas rígidas”. Las consecuencias de esta lógica que llegó a trastocar la dinámica socio-económica de la ciudad (aunque no por completo) están todavía por mostrarse.

Debe considerarse, en este sentido, que los resultados de la interrupción directa de la economía jamás se reducen a “unos días apretando el bolsillo” en virtud de “las vidas” que se dice salvar. Si ese fuera el caso ni siquiera habría mucho que discutir al respecto. Sin embargo, la imagen de los dos hechos violentos de delincuencia de los que hemos podidos ser testigos en Cochabamba en la última semana debe servir para recordarnos, por ejemplo, que una de las repercusiones inmediatas del empeoramiento económico en una sociedad es precisamente la elevación de los índices de criminalidad. Por supuesto, esto no quiere decir que los casos mencionados estén relacionados con los efectos económicos de la pandemia, pero es indudable que dichos efectos generarán, entre otras cosas, un incremento notorio en la delincuencia en nuestra ciudad.

Es evidente que sobre lo ya realizado no es posible hacer mucho y que tendremos que encontrar formas de reducir la gravedad de los resultados de la crisis económica. Pero, entendiendo que una cuarta ola está en camino y que probablemente sea peor que todas las demás, debe quedar presente la idea de evitar a toda costa una nueva interrupción del aparato productivo del país. Seguir dando pasos en la dirección contraria provocará que las vidas que se salvan a través de las medidas sanitarias se pierdan después a manos de las consecuencias imprevisibles de una debacle económica.

SIN ASIDEROS

OSCAR GRACIA LANDAETA

Filósofo

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