Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Lula y Bolsonaro (1ra vuelta)

Lula y Bolsonaro (1ra vuelta)

Los resultados de las elecciones presidenciales de Brasil, realizadas el pasado 2 de octubre, han arrojado un panorama muy distinto del que parecía anunciarse en la gran mayoría de las encuestas previas al momento electoral. Lula, candidato del PT (Partido de los Trabajadores), terminó llevándose la victoria (aunque no en primera vuelta, como deseaba) con el 48,3% de los votos, un porcentaje que, de hecho, se acerca notablemente al que los sondeos auguraban para el expresidente. Lo impactante, sin embargo, fue que el actual mandatario, Jair Bolsonaro, que en todas las previsiones figuraba con porcentajes cercanos al 35%, alcanzó a pasar la línea del 43%, para afianzarse en un sólido segundo lugar que, además, mantiene a su partido (el Partido Liberal) como una de las fuerzas más determinantes del congreso brasileño.

Una diferencia cercana a los ocho puntos porcentuales entre encuestas y resultado final, constituye una brecha muy importante, que precisa un conjunto de análisis destinados a aclarar su sentido. Y me parece que esto puede hacerse, al menos en primera instancia, advirtiendo las variaciones entre las previsiones y los resultados electorales de las otras dos fuerzas políticas más significativas en concurso: el Movimiento Democrático Brasileño (MDB) y el Partido Democrático Laborista (PDT).

El PDT, partido de “centro” comandado por Ciro Gómez, había llegado a bordear, durante los meses previos a la elección, estimaciones porcentuales cercanas al 9%. El resultado de la elección, sin embargo, lo condenó a un cuarto logar con apenas el 3% de la preferencia electoral. Por otro lado, el MDB, de Simone Tebet (también candidata de “centro”), a pesar de haber alcanzado una sorprendente tercera posición, con el 4,2%, perdió al menos 1 a 2 puntos porcentuales en relación con la agregación de encuestas que hacía estimar su votación entre el 5,2 y el 6%. Esta leve caída, debe notarse, fue importantemente disfrazada por el bajón del PDT, que permitió a Tebet disfrutar de la tercera plaza en las elecciones.

En líneas generales, puede decirse que, al menos a primera vista, los votos ganados por Bolsonaro en el resultado final de la elección no se alejan, en número, de la sumatoria de votos perdidos por los partidos de centro. Es, ciertamente, una tendencia general en el panorama electoral de un país el que, dentro de un escenario polarizado, los votantes de centro terminen por inclinarse por alguno de los lados de la balanza en la recta final de la elección, en un intento por brindar más utilidad a su voto. Sin embargo, el hecho de que dichos votos se hayan volcado casi unívocamente en favor de Bolsonaro y no de Lula demuestra, en última instancia, la incapacidad del expresidente para contrarrestar la mancha que la corrupción de su partido ha dejado sobre su imagen a los ojos de la clase media, una mancha que las contra-campañas (la guerra sucia) de Bolsonaro supieron revitalizar y posicionar dentro de la mente del electorado de centro.

SIN ASIDEROS

Oscar Gracia Landaeta

Filósofo

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