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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Ideas sobre la instantaneidad de la guerra

Ideas sobre la instantaneidad de la guerra

Dada la progresiva extensión de la tecnología durante la época contemporánea, queda claro que el conflicto bélico que involucra a Rusia y Ucrania ha sido experimentado por una parte importante de la población mundial con una serie de nuevas características decisivas. A diferencia de las anteriores guerras que habían acaparado la atención de Occidente —sobre aquellas igualmente recientes que no lo han hecho se hablará en otra ocasión— la presente ha sido vivenciada con una instantaneidad incomparable. Elementos como la mejora sustantiva de los teléfonos móviles (y sus dispositivos de grabación y fotografía), la extensión de dichos artefactos a una parte cada vez más amplia de los seres humanos, la elevación en la calidad y velocidad de las conexiones a internet o la febril interactividad de las redes sociales, han definido la “cercanía” y el “ritmo” que este conflicto bélico posee para nosotros. 

En este sentido, debe notarse que el flujo acelerado del evento y de su transmisión en línea ha permitido construir una narrativa dramática en la que los “receptores” se ven colocados frente al recreación visual del avance de las tropas rusas cada vez más cerca de la capital ucraniana. Esta narrativa, evidentemente, resulta de una simplificación mediática de “lo real”, aunque debe advertirse también que dicha caricaturización deviene de una tendencia estructural de los procesos comunicativos actuales y no, como se suele creer, únicamente de un sesgo arbitrario e interesado en la construcción y establecimiento de un determinado “discurso”. Lo que, como imagen, recibimos del “allá” de Ucrania se halla en principio reducido al trazo elemental debido a que los testimonios audiovisuales (que son los que verdaderamente capturan la atención del individuo) colocan, por la superficialidad de la que depende su “viralización”, al “acontecimiento” (y su impacto) por delante de cualquier posibilidad de “comprensión” medianamente profunda. Lo que se tiene, de tal forma, es un retrato veloz de lo que no puede sino parecer, a la vista del razonamiento común, un abuso desproporcionado del ejército ruso frente a un adversario más débil (el pueblo ucraniano). 

Esto, por supuesto, no quiere decir que no existan relatos y planteamientos caricaturales que de modo intencional tratan de definir la opinión pública. Sin embargo, incluso para las inteligencias más acostumbradas al análisis crítico, esto es, aquellas que pueden poner entre paréntesis las narrativas que vienen adjuntas a las imágenes de Ucrania, resulta evidente que hay “algo” de “malo” en toda esta cuestión. En cualquier caso, debe entenderse que, dentro del mundo de la experiencia mediática, la instantaneidad del mensaje y la superficialidad de su contenido pueden incluso definir lo que en primera instancia entenderíamos como intuiciones morales básicas.   

SIN ASIDEROS

OSCAR GRACIA LANDAETA

Filósofo
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