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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Atención y motivación

Atención y motivación

Algunos lectores me preguntan qué hay que hacer para motivar a los estudiantes en el proceso de aprendizaje y cómo hacer para que mantengan la atención.

En un mundo hiperdistractivo, donde la sumisión a las pantallas no nos permite concentrarnos por un tiempo más o menos sostenido en algo, mucho menos ese tiempo exige de nosotros una actividad neuronal importante, motivarse para aprender algo y sostener la atención son empresas cada vez más difíciles.

¿Cómo motivar a los estudiantes? En otras palabras, ¿cómo se hace para que los estudiantes quieran aprender algo? En primer lugar, el docente debe recordar que aprender es algo natural al ser humano. Todos queremos aprender, somos curiosos por naturaleza y obtenemos placer al comprender mejor el mundo que nos rodea. Por tanto, si aprender es natural y además placentero, seguro que los estudiantes estarán dispuestos a hacerlo.

Es también importante recuperar las experiencias y los conocimientos previos sobre cualquier objeto de conocimiento. En este paso no debemos olvidar que todos sabemos algo de todo. A partir de esto, el docente puede generar curiosidad en el estudiante utilizando diversos medios, desde juegos, vídeos, problemas, casos, dinámicas, etc. Lo importante aquí es retar al aprendiz: “Sabes algo, pero no todo. Estoy seguro que podrás resolver este problema (o ganar este juego, o hallar la respuesta a esta incógnita) utilizando lo que sabes, tu inteligencia y tu capacidad de aprender algo nuevo.”

En el caso de adultos, da buenos resultados relacionar el objeto de aprendizaje con algún aspecto de su vida personal o profesional. “Si usted aprende esto obtendrá mejores resultados en su trabajo.”

La segunda pregunta apunta a mantener la atención en el proceso de aprendizaje. Una vez que se ha motivado para aprender, hay que sostener el proceso. Para un docente es muy importante planificar de manera gradual los materiales y los tiempos.

Se puede combinar momentos cortos de alta concentración y de distracción. Por ejemplo, la estrategia Pomodoro que combina 20 minutos de concentración con 5 de descanso, por algo más de una hora. También son eficaces para la fijación de conexiones neuronales los espacios de reflexión sobre lo aprendido. Es fundamental retroalimentar al aprendiz haciéndole saber los logros que ha obtenido y aquello que todavía tiene que terminar de dominar, o sea, interesarse por él, reconocerlo, animarlo y amarlo.

Todo esto no sirve de mucho si el estudiante no tiene la voluntad de aprender. Algunos dicen que la motivación es como el fuego de una cerilla y la voluntad como una vela. Lo importante es que la cerilla encienda la vela, pues esta alumbrará por más tiempo.

NÉSTOR ARIÑEZ R.

Máster en Formación Docente e Innovación Educativa

nestor.ariñ[email protected]

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