Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Palabras que no alcanzan

Palabras que no alcanzan

Durante los últimos días y, con mayor fuerza desde el domingo, recibí una enorme cantidad de llamadas y mensajes de solidaridad de personas amigas, que viven en diferentes países y que se mostraban preocupadas por los eventos que ocurrían en el país y que se reflejaban en los medios de comunicación internacionales. Querían saber qué había pasado y hacían genuinos esfuerzos por comprender la complejidad de lo que vivimos ante una enorme cantidad de información, múltiples versiones que circulaban en las redes sociales. Mandaban mensajes, imágenes, audios y videos que recibían y que querían que podamos verificar.

Cada vez que trataba de explicar y relatar los hechos, me daba cuenta de que lo que intentaba hacer era transmitir, con poco éxito, todo lo que había vivido y sentido, y que a veces las palabras son insuficientes para describir la cantidad de sentimientos, en muchos momentos encontrados ante la realidad. 

Impotencia, ante las actitudes de soberbia de quienes tenían posibilidades de contribuir a la resolución de un conflicto y confrontación y que, por el contrario, incentivaban la confrontación. Indignación, al reconocer que las vidas de las personas, en temas políticos, son simples fichas en el juego de poder. Tristeza, al ver cómo se reavivaron con fuerza impresionante discursos de odio que exacerbaron los ánimos que ya estaban caldeados y que se tradujo en el incremento de la violencia que dejó un saldo de cuatro personas muertas, 219 detenidas y 476 heridas. Miedo, ante las amenazas, actitudes de revancha, ataques y quemas de las casas de autoridades, dirigentes y representantes de instituciones de uno y de otro lado. Incertidumbre, frente a los vacíos institucionales, sobre los caminos que se deben seguir. 

Confío en que logremos, a la brevedad posible, iniciar el proceso de transición que permita retomar la institucionalidad democrática en el marco de la Constitución Política del Estado, y a la vez asegurar la plena vigencia de los derechos humanos, bases fundamentales para restituir las condiciones de convivencia pacífica y armónica en nuestro país. No cabe duda, las heridas que quedan tomarán un largo tiempo en sanar.