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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Último referente del arbitraje clásico

Último referente del arbitraje clásico

Cuando vemos que el poder del pito se ha devaluado, no podemos dejar de recordar una mejor época de respetados cultores del arbitraje cochabambino, homenajeando póstumamente a don Alberto Enrique Albornoz Gandarillas, copiando textualmente la nota del libro escrito en 2016 por el polifacético gestor deportivo y cultural, Prof. Wilfredo Rojas Cortez, que recientemente publicó “La Candidatura del 95”.

Don Alberto, el “Capataz”, así lo conocían dirigentes, jugadores y árbitros cuando aparecía en la Asociación, la Federación Boliviana de Fútbol o el estadio Félix Capriles, respetado por su personalidad, carácter y verticalidad. Nació en Cochabamba, el 29 de enero de 1932. Estudió en la escuela Facundo Quiroga y salió bachiller del Colegio La Salle; trabajó en la Alcaldía de la ciudad, fue regente en los colegios Alcides Arguedas y Club de Leones Temporal. Ingresó al colegio de árbitros en 1959 por pura casualidad, tras dirigir por afición un partido de la categoría infantil entre Wilstermann y Aurora, ya que el juez nominado no se presentó.

Dos años después en 1961 viajó a Lima, Perú a un curso internacional de FIFA. Albornoz fue árbitro FIFA en 1968, recibiendo la insignia junto a Tomas Antruejo, Arturo Ortubé, Mario Salinas, Alberto Daza y Esteban Morales en un acto muy emotivo.

Recuerda que fueron 28 años de labor continua dirigiendo muchos clásicos cochabambinos, con expulsiones, penales, banda de músicos, agresiones y juego con técnica de alto nivel, en el estadio repleto de espectadores que salían de cada jornada deportiva impresionados por el derroche de energía de los protagonistas ya que se jugaba con mucho amor a la camiseta. Dirigió partidos de la Copa Simón Bolívar y campeonatos nacionales junto a Miguel Aliaga y Alberto Daza, que formaban el trio de árbitros más mentado del fútbol cochabambino; fue árbitro fundador de la Liga del Fútbol Profesional Boliviano, también fue miembro del Comité de árbitros de la FBF, instructor e inspector durante varios años y su crítica constructiva siempre escuchada y valedera como buen “Capataz” por su disciplina, conducta y conocimiento de las reglas, pero más que todo, por su carácter y prestancia, dentro y fuera del campo de juego. ¡La ley es única y es para todos!