En tiempos de pandemia, se conoció que Kevin Conrrado Moscoso Ortíz, múltiple medallista internacional de raquetbol, planea emigrar pronto, para representar a otro país en torneos internacionales, por la consabida falta de apoyo gubernamental.

Se sumaría a otros talentos de este deporte que tomaron la decisión, como María José Vargas y Natalia Méndez que juegan para Argentina; también cambiaron de divisa Adriana Riveros y el cochabambino Mario Mercado Valenzuela, que ahora representan a Colombia.

Como ellos, Valeria Centellas y Diego García, y seguramente más jóvenes, seguirán el camino, porque las autoridades se resisten a ponderar que Bolivia destaca en raquetbol a nivel mundial y se da el lujo de exportar jugadores.

Imposible criticar a deportistas que –voluntariamente u obligados- cambian de nacionalidad por diferentes factores, como mejorar su nivel técnico y el apoyo logístico.

Ocurre en todo el mundo y todos los años, en todos los deportes, especialmente en el fútbol o atletismo de alta competencia.

Finalmente, es una determinación personal que asumen los talentosos, en algunos casos con el asesoramiento o consentimiento familiar.

Recuerdo que deportistas de gran nivel como Jhonny Pérez (atletismo), Edgar Cueto (ciclismo) Cinthia Terán y Carla Loma (raquetbol), Ricardo Meruvia (boxeo), Víctor Agustín Ugarte y Marcelo Martins (fútbol) fueron tentados para representar a otro país, pero pudo más su cariño a Bolivia con su bandera rojo, amarillo y verde.

Eso no quiere decir que nuestros talentosos, desarraigados por las circunstancias, dejen de amar a su Patria, que siempre los acogerá con los brazos abiertos, porque además son sus hijos destacados, pero seguramente que en la contienda deportiva, sus corazones estarán divididos.

No debe existir nada igual a la sensación de subir al podio, recibir la medalla, escuchar y entonar las sagradas notas del Himno Nacional, ante el aliento ensordecedor de la gente en las tribunas, como ocurrió en los Juegos Suramericanos realizados en Cochabamba.

Cuántos bolivianos emigran al exterior, cada uno con sus propios motivos, deben adaptarse a nuevas lenguas y costumbres, establecerse definitivamente o retornar a la tierra, todo eso forma parte de las resoluciones personales de vida.