Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Modificando el rumbo y destino

Modificando el rumbo y destino

Muy vinculado al deporte y periodismo, no estaba en ningún plan futuro involucrarme en la política activa, hasta 1994, después de los inolvidables Juegos Bolivarianos, realizados en Cochabamba y Santa Cruz, del 24 de abril al 2 de mayo, hace 27 años.

Por intermedio del profesor Roberto Pavisic, el primer alcalde constitucionalmente electo por la mayoría de la población cochabambina, Manfred Reyes Villa, me invita a ser parte de la gestión en el área deportiva, sin condiciones y con el único compromiso de trabajar por Cochabamba.

Manfred nunca supeditó a nadie su filiación partidaria, sean de izquierda, centro, derecha o tecnócratas; todos tenían cabida en su equipo si eran idóneos para el cargo, buscando la excelencia, para el progreso de la ciudad, priorizando el desarrollo humano.

En poco tiempo me convencí que era el hombre constructor por antonomasia, con sensibilidad social, innovador, visión progresista, serenidad, coraje y afán de servicio a la Patria; por lo que voluntariamente ingresé en política para seguir al líder, que no solo podía trabajar por Cochabamba … Bolivia lo requiere.

Así por dentro de un partido político, pude conocer lo bueno, lo malo y lo feo de la militancia, que en cualquier parte del mundo, tiene luces y sombras.

Por esa experiencia y mis circunstancias, más que nunca afirmo que la juventud debe hacer política, desde el colegio, la universidad o el trabajo. Así como es obligatorio el servicio militar, también debería ser la práctica política permanente, para seleccionar a los más capacitados y erradicar la mediocridad e improvisación.

La política es diversa, muy diferente a la politiquería que tanto daño le hace al país. Todos nuestros actos son políticos, aunque no partidarios. Nos inducen a despreciar la política, los mismos politiqueros, para medrar impunemente del Estado.

Hoy en confinamiento preventivo, nos sentimos inermes y angustiados, ante el futuro que nos espera, porque ninguno de los candidatos se perfila para ganar elecciones por si solo, o con su grupo improvisado, que no llega a nivel de partido.

Si no se replantea la situación política que exige unidad y fortaleza, para enfrentar los peligros latentes del masismo y narcotráfico, la rebelión ciudadana inédita en Latinoamérica habrá sido dolorosamente inútil.