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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Los milagros existen

Los milagros existen

Lamentando hoy la falta de jerarquía e idoneidad de autoridades. Me invade la nostalgia por otro tiempo, cuando prevalecía la dignidad y eficiencia en el desempeño del cargo.

El coronel Wilder Pacheco Aguirre es recordado como uno de ellos. Nació en Tarija, destacó nacionalmente jugando por La Paz, donde se profesionalizó en la academia de Policías. Echó raíces en Cochabamba, formó familia con Martha Gandarillas Zubieta, otra leyenda del deporte boliviano; fue adoptado plenamente en la Llajta, desempeñando altos cargos en su institución, hasta Comandante Departamental.

Cuando fue Director de Tránsito, construyó por iniciativa propia el edificio ubicado en Villa Coronilla, emprendió varias campañas para la primera semaforización de la ciudad y en favor del deporte.

Fue de aquella memorable época que personalmente tengo una gratitud eterna con esta personalidad.

Era costumbre acompañar a las Selecciones de Cochabamba en los Campeonatos Nacionales. Hace 31 años fuimos a Potosí con mis hijos Enrique José y Julio César de 9 y 7 años, respectivamente, con mi inolvidable e infaltable compañero David García.

Nuestro equipo de voleibol consiguió el título, como casi era costumbre. El plan de viaje era pasar por Sucre, donde se realizaba el Torneo de Natación.

Sin embargo, en la noche tuve un sueño premonitorio, en el que sufríamos un accidente de carretera. Sin comentar, decidí el retorno directo a Cochabamba, pretendiendo eludir el destino.

Nos robaron el limpia parabrisas derecho y como era domingo no pudimos reponerlo, emprendiendo el viaje con esa falta; grave error.

Nos turnábamos en la conducción y lloviznaba en aquel momento y al cruzar con una flota, por falta de visibilidad derecha, calculé mal y el vehículo se metió a la zanja, perdiendo el control del volante.

Mientras volcábamos, como secuencia de película, veíamos a mis hijos ¡intactos! sobre el camino. Hasta ahora no sé cómo salieron, por eso pienso que fue un milagro divino.

En la emergencia, que podía terminar en tragedia, nos colaboró el coronel Pacheco, como lo hizo con tanta gente, que supo de su magnificencia de amigo y autoridad.

Así vamos, entre luces y sombras, con la presencia de ángeles terrenales, prestos a colaborar al que necesita.
¿Cómo no creer en Dios?...

MOISÉS REVOLLO
Periodista deportivo
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