En medio de la convulsión general, los dirigentes de clubes profesionales ensayan un maremagno de ideas, calculan sus probabilidades e intereses, sumergidos en la incertidumbre, porque la solución no depende de ellos.

Las voces que se escuchan son declarar desierto o concluido el torneo clausura, definir premios y castigos, unos dicen en base a la actual tabla de posiciones, otros, tomando en cuenta la tabla acumulativa, pero todo dicho desde la conveniencia de cada club.

Por eso, creo que solo se puede resolver en cancha el problema, porque otra salida no encontrará consenso y mucho menos unanimidad, por lo que se juega, económica y deportivamente.

Todavía existe un margen de maniobra y espera, para que los equipos reanuden el torneo y disputando los puntos resuelvan los premios y castigos, de acuerdo a la convocatoria para los torneos del presente año.

Hace 19 días con hoy, que los estadios están cerrados y los jugadores atraviesan peripecias para entrenar, aunque muchos expresaron su identificación con la democracia, dentro sus preocupaciones de sueldos y la suerte del torneo.

Ahora es cuando se percibirá más claramente la crisis económica que confrontan los clubes profesionales del fútbol, que sin excepción tendrán dificultades para cumplir contratos con sus jugadores y cuerpo técnico.

La preocupación y ánimo de contentar a todos generará ideas insensatas, como aumentar el número de clubes para eludir descensos sin evitar ascensos. Estas acciones ahondan la crisis, que no termina de tocar fondo.

Las 10 fechas que faltan del certamen clausura pueden acomodarse sin problemas, si reinician el 16 y 17 de noviembre con la misma programación interrumpida, por razones fuera de su control.

La frondosa burocracia del fútbol, entre dirigentes y personal rentado, debe aguzar el ingenio, para hallar propuestas imaginativas, ofertando torneos atractivos, que logre interesar a los aficionados para que retornen a los estadios.

Somos los últimos de Sudamérica y todavía no se hace nada para salir de esta situación, que no parece incomodar a los secuestradores del fútbol, porque les sigue reportando privilegios.

Con la elección de Orlando Álvarez en el CPDC, espero que se recupere la voz institucional para contribuir en algo.