Después de ver los ocho capítulos de la serie “El presidente” en Amazon prime, no podemos evitar colocar bajo sospecha a nuestros propios mercaderes del fútbol, anteriores y actuales, con los ejemplos de Ozuna y Chávez, que embolsaron millones de dólares para beneficio personal, representando a la Federación Boliviana.

Los llamados “conmeboles”, presidentes de las federaciones de fútbol en Sudamérica, enlodaron la pelota, creyéndose dueños de ella, cimentaron un desprestigio, hasta ahora imborrable, por su soberbia, prepotencia y juego de la corrupción.

Con esa mala impresión, observamos la disputa de moda, por los derechos de transmisión televisiva de los partidos por el fútbol profesional boliviano, entre Claure y Salinas, que por temperamento y ambiciones personales no darán brazo a torcer.

Ante el jaque de Claure, reacciona Salinas como gato panza arriba, arañando metafóricamente, acusando, cuestionando, sembrando dudas, redoblando su apuesta, aunque la opinión es que sigue acorralado.

El hombre que se compró la presidencia de la FBF jamás habrá pensado tener un oponente como el dueño de Bolívar, que le está amargando la fiesta, en la que además ya es conocido como un mal anfitrión.

El fútbol, como producto comercializable, igual que la Coca Cola, -por citar un solo ejemplo- debe ser gerenciado para funcionar en Bolivia como verdadera empresa, con objetivo de crecimiento permanente.

El sistema dirigencial fracasó rotundamente, porque llegó a verse como organización mafiosa, para enriquecimiento personal, en perjuicio del fútbol propiamente.

Insisto en que Claure contribuyó a revalorizar el fútbol actual con su propuesta. Nadie puede bajar la oferta de 10 millones de dólares por año, con perspectivas de incrementarse cada periodo.

Con licitación o sin ella, los clubes profesionales deben distribuirse en partes iguales el monto del nuevo contrato, que no soluciona todo, pero ayudará a sostener la carga económica.

Cualquier maniobra o decisión contraria a los intereses de los equipos profesionales, puede ocasionar que César Salinas sea defenestrado.

Los dirigentes que recibieron prebendas electorales deben liberarse de su compromiso, para asumir una posición en defensa del fútbol y no de una persona que está de paso.

MIS CIRCUNSTANCIAS

MOISÉS REVOLLO
Periodista deportivo
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