Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 11:10

Dueños de los derechos televisivos

Dueños de los derechos televisivos

Cuando todavía no se agotaba la inútil polémica de cuándo volvería el fútbol a las canchas, surge otra –más o menos del mismo destino- sobre los derechos de televisación.

Hablar del reinicio de la actividad deportiva, es lo mismo que discutir la fecha de elecciones generales, porque esto no depende de los políticos ni dirigentes del fútbol. ¡Es la salud la que cuenta, estúpidos!

A la crisis endémica del más popular de nuestros deportes, se sumó imprevistamente el COVID- 19 que se encuentra asesinando a miles de seres humanos en el mundo. Entonces, hablar de elecciones o reinicio de torneos, en plena pandemia y con resultado incierto, es de descerebrados, sin corazón ni conciencia.

En la guerra de poder paceño, Salinas que tenía una propuesta interesante, nunca esperaba que Claure le vuelque el tablero con una oferta que hizo trastabillar a todos, en primera instancia.

Después del primer impacto, Salinas reacciona y recurrirá a cualquier estratagema para derrotar el ofrecimiento de más de cien millones de dólares.

Pero, su impopular y desatinada defensa –con algunos acólitos- del leonino contrato vigente, con la actual empresa que transmite los partidos, provocará otro conato de una gran disputa interna, que no se sabe cómo acabará.

Lo cierto es que el fútbol precisa, con desesperación, de la mayor inyección económica posible para sobrevivir, por lo que los famosos derechos televisivos son una de las fuentes y esperanzas principales para salir del atolladero económico en que se encuentra la mayoría y no se puede desdeñar por simples pulsetas de egos dirigenciales.

Se hallarán y hasta inventarán una serie de obstáculos para derribar la propuesta empresarial del presidente a control remoto de Bolívar, pero, sin duda, servirá sin retroceso para elevar los ingresos por este concepto.

Que el fútbol boliviano pueda valer más de 10 milllones al año, tras un lustro de esperada y lograda mejoría, es posible, pero, desde el 2021, no puede valer menos que la referencia impuesta oportunamente por Claure.

Más que nunca, existe la certeza de que o eran unos tontos de campeonato los que firmaron contratos insignificantes o es que se beneficiaron con comisiones interesantes, sin importarles el fútbol que eventualmente representaban.