Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 09 de junio de 2023
  • Actualizado 00:18

Otro Día del mar, recordando con nostalgia, que hace 144 años nos arrebató Chile, por la fuerza de las armas y la irresponsabilidad endémica de los nefastos gobernantes bolivianos de turno. Bolivia perdió 400 kilómetros de costa y 120.000 kilómetros. de territorio.

Nada y todo cambió durante este tiempo, aprendimos himnos y canciones alusivas al mar perdido. Entre todo, lo que más quedó grabado en la memoria, es el vals “Yo quiero un mar” del chileno Pedro Telmo Caicano.

Marchamos el 23 de marzo con ilusión y fervor patriótico, nos inculcaron odio a Chile y cada presidente nos prometió que recuperaríamos el mar -tarde o temprano- “por la razón o la fuerza”.

La irresponsabilidad chauvinista del régimen evista nos quitó hasta la ilusión o esperanza, con el resultado adverso de la demanda ante la Corte Internacional de La Haya.

El relato no mata la realidad y ahora ningún ciudadano, medianamente informado, que no sea funcionario gubernamental, cree en las palabras de los políticos, incluyendo el historiador Carlos Mesa.

La única verdad es que solo a través de otra guerra -imposible de afrontarla- se podría intentar recuperar lo perdido; todo lo demás es puro cuento.

En lugar de los desfiles y concentraciones, para escuchar discursos vacíos, con atolladeros y perjuicios al ciudadano, donde además ya no se percibe el patriotismo de antes, es mejor organizar actividades dentro de cada unidad educativa, especialmente para formar adecuadamente a los niños y jóvenes.

El mayor problema que sufre Bolivia es la falta de educación, paradójico en un mundo tecnológico, donde la información, literalmente se encuentra al alcance de todos.

Sin generalizar, se está imponiendo la mediocridad, fomentada por el gobierno, desapareciendo la instrucción cívica, lo que se observa en muchos jóvenes -no todos- que ignoran hasta el saludo.

La educación es esencial para la misión de promover una sociedad libre, tolerante y justa, enaltecer los valores y los principios de libertad, pluralismo, solidaridad, respeto, derechos humanos, alternabilidad, que constituyen los fundamentos de la Democracia.

Los desfiles deben mantenerse por el aniversario de la fundación de la República y de cada departamento, pero ningún otro aspaviento se justifica, en pleno Siglo XXI.

Mis circunstancias

MOISÉS REVOLLO

Periodista deportivo

[email protected]

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