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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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La decisión de ser hincha del fútbol

La decisión de ser hincha del fútbol

Después de ver anoche a Wilstermann en Copa Libertadores de América, torneo que inauguró en 1960 con Peñarol de Uruguay, pienso en la importancia que tiene la hinchada para la magnificencia del incomparable espectáculo del fútbol.

Ser hincha es una forma de vida, asumida o inducida, pero que tiene características diferentes dependiendo de cada personalidad.

Por eso, están los hinchas o simpatizantes activos, pasivos, fanáticos, críticos, temporales, exitistas, derrotistas, múltiples, renegados, conversos, comprensivos, incondicionales, interesados, apáticos, peleadores, seguidores o detractores.

Imposible generalizar, pero la mayoría de los humanos se identifica con una pasión no comprendida quizá por otros. Ahí están los amantes de corridas de toros, riña de gallos u otros animalitos, deportes extremos o de alto riesgo, otros deportes fantásticos en orden alfabético, desde el ajedrez hasta el voleibol, también el cine, la música, arte, política, religión, sexo, etc.

Respetando cada preferencia o pasión, el fútbol tomó la delantera y se hizo universal, siendo el primero en ser comercializado y convertido en una empresa transnacional gigante, bien o mal manejada, generalmente por quienes nunca demostraron talento en la cancha.

Muchos de la hinchada no son dirigentes ni técnicos, mucho menos jugadores o periodistas deportivos, pero son influyentes cuando juntos tienen una sola voz, a favor o en contra de algún protagonista, encumbra y derriba ídolos, ama y odia muy fácilmente, de acuerdo al resultado.

El hincha adopta un sentido de pertenencia del club; aunque no sea socio, opina y forma parte de la cotidianidad, unos todos los días, otros los fines de semana o días de fútbol, dependiendo de la formación y su situación actual.

Tanto vivir, hablar y escuchar de fútbol, muchos se hicieron expertos y cuando no les gana el fanatismo, tienen sugerencias atinadas y serenas que ojalá sean tomadas en cuenta por los dirigentes y técnicos.

Como nada en la vida, ser hincha no es obligatorio, es una decisión muy personal que después se vive, disfruta o sufre a plenitud, siempre dependiendo del grado de aprendizaje obtenido y que, como todo, puede ser desvirtuado en perjuicio de alguien o de uno mismo, si no se ejerce razonablemente.