Noticia, conflicto, escándalo, crímenes, corrupción, tapan o reemplazan convenientemente lo del día anterior, dentro las cortinas de humo que gente especializada disemina de acuerdo a los intereses de los gobernantes de turno.

El Censo que debía realizarse este año en noviembre, imprudentemente se aplazó para el 2024, quizá el 2023 o finalmente no se sabe para cuándo convendrá a los actuales detentadores del poder.

Preocupa que también países como Haití, Nicaragua o Venezuela no tengan interés alguno en actualizar sus datos de población y vivienda, La mayoría ya lo hizo, dentro el lapso de diez años, excepto Uruguay que programó para el próximo año.

Es paradójico y hasta una burla indignante, que a la institución encargada de elaborar los censos cada 10 años, se le encomiende explicar, complementar o corregir el trabajo que no cumplieron, como era su deber.

La verdad, casi siempre oculta, tiene varias aristas que origina versiones y especulación que provoca natural desconfianza en los ciudadanos.

Entre los pretextos esgrimidos para la arbitraria y anómala postergación del Censo se esgrime nuevamente el conflicto de límites de larguísima data entre municipios, que no tiene la mínima posibilidad de resolverse en 2 o 20 años más.

Un ejemplo patético es el problema por Pacata, entre Sacaba y el llamado Cercado, zanjado en el máximo nivel de justicia, pero que no se ejecuta hace años, porque simplemente nos les da la gana a los supuestamente afectados, que gozan de protección política.

Otro tema es la disputa por la distribución de escaños en la Asamblea Plurinacional, como si eso realmente importara, sabiendo que pocos diputados pretenden cumplir con su mandato, mientras la mayoría es parasitaria y casi nadie conoce a sus “representantes”.

Parece que el motivo para la postergación del Censo programado para noviembre, es el padrón electoral, porque como el Dr. Carlos Börth Irahola expuso en un estudio muy responsable, municipio por municipio, no existe coherencia entre los datos, y la gran diferencia de números genera muchas dudas.

El Gobierno debería ser el más interesado en apresurar la realización del Censo, con participación de los municipios y universidades, sin apelar a pretextos baladís, como intentos sediciosos.

Mis circunstancias

MOISÉS REVOLLO

Periodista deportivo

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