Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Asalto del erario en planes de Gobierno

Asalto del erario en planes de Gobierno

A 66 días de emitir nuestro voto, para procurar elegir un gobierno -algo difícil dado el incierto panorama político- asoma una desconfianza perceptible, por las torpes acciones de los protagonistas inmersos.

El ciclo de casi 14 años, concluido abruptamente, gracias a la rebeldía ciudadana y varios actores, la mayoría anónimos, que inspirará novelas e ingresará en la historia de Bolivia, no está teniendo un correlato apropiado.

La memoria endeble no recupera experiencias para mejorar, más bien propende a repetir errores indefinidamente.

El anterior presidente (2005-2019) fue producto del agotamiento del sistema partidista, clientelar, corrupto e inepto, pero el supuesto remedio resultó peor que la enfermedad, porque el largo gobierno masista no fue igual, sino mucho peor que los anteriores.

En la proeza de octubre y noviembre de 2019 participamos todos los bolivianos, dentro y fuera del país, pero es una fracción, que apenas rozó el 4% de los votos, de esa elección fraudulenta, que por sucesión se hizo del Gobierno circunstancial y entronizó o implantó una candidatura potable.

Las encuestas en las que nadie cree, pero que se toman en cuenta, establecen un masismo con  porcentaje de parcialidad importante; al frente del charco, grupos o grupitos políticos -porque hace rato que no existen partidos organizados- disputándose una tajada, sin respetar la sacrificada lucha ciudadana de las pititas.

Es probable que de las tiendas abiertas queden un par de siglas, para que el boliviano emita su voto consciente, señalando el camino que no pueden hallar los que practican y mancillan la política, a vista y paciencia. 

El próximo Gobierno, surgido de la primera o segunda vuelta, será de la verdadera transición, porque costará desmontar la corruptela institucionalizada, bajo el poder de la coca y derivados. Pero nada garantiza que un nuevo Gobierno saque a Bolivia del envilecimiento de la política, por lo que somos los bolivianos los que debemos dejar la apatía; y como vimos en la rebeldía que acabó con el anterior régimen, impulsemos la educación de los niños y jóvenes para construir una mejor sociedad.

Algo tenemos que hacer, para que el asalto del erario nacional no sea parte tácita de los planes de Gobierno, de izquierda, centro o derecha.