Terminaron los años soportando la pesadilla de ineficacia, latrocinio, degradación, corruptela, oprobio, incertidumbre y decepción, por variopintos aventureros de la política, que consideraron que el voto es un cheque en blanco, para uso y abuso, que convierte una institución en su tienda familiar.

Manfred Reyes Villa, que supo siempre demostrar que es la persona quien diseña el cargo (nunca a la inversa), hace un mes que asumió nuevamente como alcalde de la ciudad de Cochabamba por el voto mayoritario del pueblo.

Se nota el cambio cada día y la expectativa justificada, en medio de una pandemia que exige el mayor sacrificio, para preservar la salud y vida de los ciudadanos.

La crisis sanitaria lo tiene en la trinchera, insomne para planificar y ejecutar acciones inmediatas, como en la necesidad urgente de oxígeno o la entrega de unidades de terapia intensiva, para los pacientes críticos por COVID-19.

Lamentable que el gobierno no haya dado curso a la gestión avanzada, para importar vacunas suficientes requeridas por toda la población cochabambina, ahora se siente la falta de ellas en el mercado mundial.

Estamos en guerra virusiana y no sobra tiempo para actos protocolares, de entregas y agradecimientos obligados, con discursos repetitivos. Claro que es importante y necesario informar lo que se hace, para que se sepa que se están cumpliendo las promesas y deberes.

Ayudemos al esfuerzo del Alcalde, auto declarándonos en cuarentena rígida, (sin presiones) desde hoy hasta el domingo y, así sucesivamente, para combatir al ángel de la muerte, que nos induce al sueño irregular, por preocupaciones, como ver afectados a seres queridos y conocidos.

Se espera mucho de Manfred, existe confianza. También que concejales y funcionarios emulen su espíritu de trabajo y se encuentren a la altura del verdadero gran desafío.

Mientras tanto continúa la locura apocalíptica, Conmebol impulsa contra viento y marea la Copa América, en el peor lugar y momento, por el vil metal, aunque el alto precio sea la muerte.

Hoy jueves de Corpus Christi, los jugadores de la Selección Nacional están moral y materialmente obligados a ganar su partido contra Venezuela, en la altura de La Paz, por la eliminatoria mundialista. ¡Para eso se les paga y muy bien!

MIS CIRCUNSTANCIAS

MOISÉS REVOLLO

Periodista deportivo

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