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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Izquierdas, laicidad y fundamentalismos

Izquierdas, laicidad y fundamentalismos

La posición mayoritaria que asumió gran parte de las izquierdas en el mundo frente a la crisis post electoral boliviana, ha puesto en evidencia sus contradicciones respecto de postulados que –de manera altisonante- ellas mismas defienden sobre la laicidad del poder público.

Con actitud frenética se escandalizan ante el uso de símbolos religiosos en espacios del poder estatal que asume el actual Gobierno transitorio y algunos líderes ocasionales de una movilización social altamente compleja y plural en Bolivia. Su escándalo viene asociado con una inequívoca caracterización de los hechos como “golpe de la derecha reaccionaria” contra el régimen “progresista” de Evo Morales/Indígena.

Probablemente ni se han enterado que el régimen de orales, en sus casi 14 años, recurrió permanentemente a la instrumentalización de variada simbología religiosa para legitimar y fortalecer un poder autocrático. Desde el pachamamismo asumido como protocolo estatal, hasta una cercana colaboración con obispos y el Vaticano para la aparatosa visita del Papa, pasando por estrechas alianzas con iglesias cristianas fundamentalistas; el uso de toda simbología religiosa a su alcance se enfocó a consolidar una imagen mesiánica de Evo Morales, dando legitimidad a un régimen crecientemente autoritario. 

Y ni qué decir del influjo que tuvo la confesión religiosa de altas autoridades del MAS en agendas tan sensibles a la laicidad del Estado, como la despenalización del aborto. A los eufóricos “progres” que hoy reivindican la Wiphala y se escandalizan por una Biblia en Palacio, hay que recordarles que fue la propia presidenta indígena de la Asamblea Constituyente, quien, movida por su cristianismo fundamentalista, bloqueó la despenalización del aborto.

Pero quizá la incoherencia más evidente en los entusiastas “progresistas” internacionales, son sus actitudes con rasgos de fanatismo religioso y tufillo colonial, a la hora de analizar hechos y procesos sociales altamente complejos, negándose al contraste con datos de realidad y pretendiendo conocer mejor la crisis boliviana que los propios protagonistas locales.

Exigimos coherencia a quienes hoy se rasgan las vestiduras frente a fundamentalistas religiosos exudando ellos mismos similares fundamentalismos.