Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Degradación de los líderes políticos

Degradación de los líderes políticos

Dos conflictos sociales en las últimas semanas en Bolivia (el conflicto por el censo y el conflicto por el descontrolado uso de mercurio en la minería aurífera aluvial) muestran un retrato vivo de la catastrófica degradación de los principales líderes políticos, manifestado en el imperdonable desenfoque de sus prácticas respecto de los derechos humanos y el bien común. En medio de muertos, heridos y crecientes fracturas sociales, ellos anteponen el pragmatismo y cálculo para controlar el poder, antes que la protección del derecho a la vida.

Estos líderes políticos han demostrado, con creces, que no solo no están a la altura de los desafíos, sino, lo que es peor, se constituyen ellos mismos en el núcleo del problema: la causa de su absurda prolongación, en el caso del censo, y la de su soterramiento, en el caso del mercurio.

Para incremento de males, en medio de la complejidad de estos conflictos, emergieron algunas interpretaciones simplistas, reduciendo los hechos a oposiciones binarias y asentadas en prejuicios antes que en datos de realidad. En efecto, reducir el conflicto por el censo a una pelea entre “fachos-machos de derecha” y “machos de izquierda” revela una evidente falta de voluntad para escuchar y analizar con mayor detalle y prolijidad la diversa gama de actores, sus voces, sus aspiraciones y también sus contradicciones. Y en el caso del mercurio, vimos cómo algunos actores de la sociedad civil —con una ingenuidad quizá aliada de la pereza por investigar— se conformaban dando por hecha una supuesta “victoria” de los indígenas frente al avance de los auríferos, con la firma del acuerdo entre la CPILAP y el Gobierno, en San Buenaventura.

¿Queda alguna luz en este gris panorama? Probablemente, en medio de la complejidad de los conflictos, podemos atisbar la dignidad de acciones colectivas casi invisibles y anónimas, que han emergido reivindicando derechos. Aún su invisibilización, su carencia de estrategia y sus limitaciones, tanto en la movilización ciudadana por el censo, como en la presión de las comunidades afectadas por mercurio, que acorralaron a los burocratizados dirigentes indígenas, podemos vislumbrar todavía los gérmenes de una práctica política que antepone la ética al pragmatismo por el poder.

UN POCO DE SAL 

MIGUEL ÁNGEL MIRANDA HERNÁNDEZ

Filósofo y teólogo laico 

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