Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Crucial lucha por la vida

Crucial lucha por la vida

Es noticia de impacto a nivel internacional el fuego que devora extensas áreas en la Amazonia brasileña. No lo es en similar medida la devastación de bosques, áreas protegidas y territorios indígenas en Bolivia.

En lo que va de 2019, suman 5,3 millones de hectáreas arrasadas por el fuego (el 5% del todo el territorio de Bolivia; equivalente a la totalidad de Costa Rica), con particular impacto en el singular bosque seco chiquitano.

Si bien la deforestación es un mal que se arrastra desde hace tiempo, en los últimos años la intensidad e impunidad de esta ha superado todo lo imaginable. Desde 2015 se ha incrementado en 200%.

Esta destrucción de invaluables ecosistemas y bosques responde a una política nacional que impone un modelo de agricultura y ganadería intensiva, más correspondiente a una actividad extractiva que productiva. Este modelo agroextractivista arrasa con los bosques para mercantilizar a ultranza los alimentos, las semillas, las tierras, el agua. Es decir, las fuentes y medios de vida de la población, sin llegar a garantizar seguridad y soberanía alimentarias.

Devastar bosques (ecosistemas que atesoran y recrean el agua, la humedad, los ciclos hidrológicos, la biodiversidad) para imponer un irracional modelo de extracción de nutrientes a la tierra, y convertirlos en commodities (materias primas agrícolas/mercancías para exportación), es expresión de un descomunal desprecio por la vida.

Además, la imposición de este modelo representa un abuso sobre las comunidades indígenas y campesinas que viven por muchos años en la región. Los pobladores manifiestan que no fueron ni son consultados en unas políticas que representan agresión a sus territorios y a sus formas de vida. 

Contrariamente al desprecio por la vida que manifiesta el Gobierno aliado de los grupos agroempresariales del Oriente y de sectores colonizadores afines, en un reciente Encuentro de Comunidades Chiquitanas afectadas por la devastación, los pobladores han reivindicado su derecho a que sea respetada su voluntad de sostener economías amigables con los bosques y el medioambiente. Han construido un posicionamiento propio en defensa de su vida, en defensa de la vida que palpita en los bosques y los territorios. No los dejemos solos en esta crucial lucha.