Días atrás se promulgó el Decreto Supremo N° 4666, que establece que cada uno de los bancos del sistema financiero debe destinar el 6% de sus utilidades netas a la función social de los servicios financieros. Los eternos analistas económicos no tardaron en echar el grito al cielo indicando que el Gobierno estaba creando un nuevo impuesto al sistema financiero, como alguien diría “su lengua fue más rápida que su razonamiento”, ya que el decreto mencionado está en base a la Ley N° 393 de 21 de agosto de 2013, que ya dispone la función social de los bancos.

A primera vista se podría suponer que el gobierno pretende quedarse con este 6%, sin embargo, la función social está destinada al monto de contraparte de los créditos productivos y viviendas sociales, vale decir que las personas que solicitaban crédito para iniciar un negocio o comprarse su casita necesitaban tener por lo menos un 20% de contraparte para que los bancos puedan cubrir el restante 80%.

Con la función social, las familias y personas emprendedoras que no cuenten con esta contraparte, ahora sí podrán acceder a los créditos con el 100% de financiamiento. Estos créditos están sujetos a que los beneficiarios demuestren que tienen ingresos que cubran las cuotas de pago, es decir, que el 6% de la función social no es un regalo a los beneficiarios sino un apoyo financiero.

Décadas atrás, cuando el gobierno decidió reducir la tasa de interés activa de los bancos (interés que pagan los deudores), en una primera instancia dijeron que los bancos corrían el riesgo de entrar en quiebra, sin embargo, el sistema financiero es uno de los que más utilidades generaron en los últimos 15 años. Como dato y solo en la gestión 2021, las utilidades de los bancos llegaron a 225 millones de dólares, pese a las reprogramaciones de la deuda producto de la pandemia.

Debemos recordar que en la gestión 2021 la mora bancaria llegó a 1,6%, vale decir, que de 100 deudores menos de dos personas no pudieron pagar su crédito y más de 98 deudores cubrimos nuestra deuda bancaria dentro los plazos y los montos acordados. Este aspecto demuestra que nuestra economía va recuperando y que los ciudadanos estamos generando ingresos que nos permite mejorar nuestra economía.

El sistema financiero, con esta función social, podrá colocar mayores créditos que le generarán mayores utilidades, debido a que la generación de ganancias de un banco se da cuando otorgan más créditos y sus deudores cubren lo acordado. La historia de los últimos 15 años nos demuestra que la población nacional tiene la capacidad de acceder y de pagar las deudas contraídas.

Estos indicadores económicos nos demuestran que la ciudadanía está recuperando la confianza en la economía y en el modelo económico que viene ejecutando el gobierno. El fortalecimiento de nuestra moneda, que se expresa también en la cantidad de créditos en moneda nacional (más del 90%), hace que los ciudadanos que ganamos en bolivianos tengamos créditos en bolivianos y nos importe muy poco el tipo de cambio con monedas extranjeras, como ser el dólar americano.

FORO

MIGUEL ÁNGEL MARAÑÓN U.

Economista

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