Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 18:41

No todo lo que brilla es democracia

No todo lo que brilla es democracia

Conducir la sociedad dentro de parámetros de democracia que permitan credibilidad en sus instituciones, confianza en los gobernantes, menor cantidad de conflictos, mayor armonía y bienestar en el desarrollo igualitario de sus habitantes, es aún un reto pendiente. Muchas consideraciones sostienen que el país ha desarrollado tecnológica y económicamente, pero sin alcanzar una referencia en términos de satisfacción social. Un liberalismo caústico frente a un conservadurismo sencillo que no consiguen transformaciones concluyentes y comprometidas con la complacencia ciudadana, reflejan la mezquindad política; donde los desacuerdos afirman su fragmentación y las confrontaciones aumentan su impopularidad.  

El desgaste endémico evidencia la incredulidad y la desconfianza en el sistema; la ausencia de liderazgos, el populismo, la descomposición ética de las élites, son causa y consecuencia del ocaso, reluciendo una democracia miope, incapaz de generar respuestas precisas ante una problemática compleja, donde convulsiones y conflictos sociales conforman permanentes impugnaciones.  

La limitación de alcanzar un modelo de sociedad democrática y la disfuncionalidad de sus órganos de poder manifiesta claramente la reducción de la aceptación y estimación a la temporalidad gubernamental; la escisión entre el progresismo cosmopolita de la ciudad, y el estancamiento provinciano del campo, patentizan el desencanto hacia dirigencias políticas que solo disputan su legitimación.  

Gran parte de la sociedad destaca dentro de sus condiciones de convivencia sociopolítica, problemas diversos con diagnósticos similares; crecimiento de la informalidad, cesantía y depresión económica; migración interna y externa; polarización política; inequidad, exclusión, segregación y marginalidad; corrupción, disparidad de género, uso de datos personales, violencia y delincuencia.  

La democracia lamentablemente está condicionando su crédito al comportamiento de sus líderes, que exponen un manejo interesado individual o partidista, sobreideologizado, derrumbando el modelo que los llevó al apogeo. La crisis institucional demanda “rementalizarse”, para evitar que el agotamiento redireccione la aprobación de las administraciones y comprometa la moral de la sociedad. 

CULTURA, ZOOCIUDAD Y TERRITORIO

MARKO QUIROGA BERAZAÍN, Ph.D.

Investigador CEPLAG - UMSS

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