Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Sucre, una locura

Sucre, una locura

Tuvimos el privilegio de pasar cuatro días fabulosos en Sucre (capital constitucional de Bolivia), ciudad que abandoné por motivos de estudio, convirtiéndome ahora en un visitante nostálgico y temporal. No es posible dudar que retornar a su suelo es evocar muchísimos gratos momentos vinculados con su historia, produciendo una hipermnesia de aquellos lugares emblemáticos y cotidianos, presentes pero difusos, y una invitación a recorrer nuevamente sus calles.

Haciendo un análisis comprehensivo por entender su cultura en la aceptación de una ciudad ordenada y patrimonial, es imposible no hacer una comparación con otras ciudades del país, y preguntarse si no sería posible imitar algunas de sus potencialidades. Parece una inquisición muy enérgica, sin embargo, es producto de verificar la limpieza de la ciudad, el uso del transporte, y fundamentalmente el comportamiento de sus residentes que relievan el deseo de mostrar una ciudad acogedora y dispuesta a resaltar sus valores patrimoniales.

Sucre, por lo menos su centro histórico tradicional, es una de las ciudades más organizadas en términos urbanísticos, no obstante, su monocentralidad. Posiblemente una de las mejores en habitabilidad en Bolivia. La ciudad blanca por excelencia, la culta Charcas destaca el atributo de su patrimonio -sus museos, sus casonas, gastronomía, guías y taxistas-, además del civismo de su gente, el trato cordial de sus comerciantes, evidenciando una creencia compartida que va más allá del diseño urbano, asemejándose a un nuevo laboratorio en la preparación de mejores prácticas urbanas.

Es que Sucre tiene esas posibilidades que responden a la actitud de sus gobernantes y sus ciudadanos. Nadie como ellos para cuidar un patrimonio histórico, elegante y armónico, en un reto a corto plazo de consenso político y cultural.

El comentar sobre esta agradable experiencia, seguramente resaltará el orgullo de “los locos anfitriones”, y tal vez incida en seguir mejorando la recepción de visitantes a compartir su hospitalidad. Sucre funciona como un conjunto de supuestos colectivos sobre la igualdad en el acceso y uso a la ciudad, con calor cívico compartido y un pensamiento ciudadano homogéneo que va más allá de su clima y sus tradiciones; es su cultura que garantiza el éxito que presenta su territorio. 

CIUDAD SUSTENTABLE

MARKO QUIROGA BERAZAÍN, Ph.D.

Investigador CEPLAG – UMSS

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