Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Consideraciones para desarrollo urbano regional

Consideraciones para desarrollo urbano regional

Es pertinente diseñar en Cochabamba instrumentos que presenten proyectos y programas urbanísticos capaces de aportar en la planificación del desarrollo regional. Entre ellos, políticas de desarrollo que promuevan un ordenamiento urbano como respuesta a la realidad.

Así como la expansión urbana periférica no responde a la ausencia de suelo urbanizado, el crecimiento vertical agresivo y discrecional producido en el centro no es respuesta a la demanda del mercado, sino a un bienestar económico temporal que superó la expectativa de usuarios y desarrolladores, de sociedad e instituciones. El incremento demográfico no es la causa del fenómeno de la expansión, ni de la densificación como producto imperativo, sino que responde a la disfuncionalidad de planes de crecimiento urbano.

Ya es visible en la ciudad la ocupación de algunos espacios y barrios antiguos y tradicionales, por parte de nuevas y elitistas clases de estratos aburguesados monopolizadores, que, aunque no necesariamente inducen al concepto de gentrificación, generan problemas de alteración patrimonial y paisajística, dando paso a la aparición de nuevos barrios informales que no cambian la sociedad, solo la transforman y la expanden a otros espacios suburbiales y periféricos.

Cochabamba, otrora región de producción agrícola y ciudad jardín, rescata hoy un nominativo que intenta reforzar la estima de sus habitantes. Fue y seguirá siendo una ciudad desarrolladora de comercio y servicios, una ciudad de economía terciaria, que pensó un desarrollo sino individual, máximo sectorial, pero nunca de sociedad colectiva y, por tanto, lejana del proceso de desarrollo de las otras dos ciudades que le anteceden en este proceso. 

Es posible mejorar la actual condición con instrumentos adecuados de planificación, que incorporen la conciencia ciudadana de sus instituciones, agentes económicos, organizaciones sociales y academia, para coordinar fases de crecimiento regulado, traducidas en proyectos de infraestructura urbana, manejo de espacios públicos, transporte público eficiente, equipamientos adecuados a la época, educación ciudadana, en estricto cumplimiento normativo del uso de la ciudad. De no considerar este proceso de ordenamiento se podrá observar una población sobreexpuesta a mayor caos y anarquía, provocada por el crecimiento de sus necesidades y la desatención de sus expectativas.