Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 11:05

Quo vadis es una expresión del Latín que significa: ¿A dónde vas?

Quo vadis es la pregunta que hace muchos años hizo doña Adela Zamudio al país, y ahora esta pregunta está más vigente que nunca. Es el cuestionamiento que también nos hacemos en la actual coyuntura. ¿A dónde vamos?, ¿qué esperanzas tenemos?, ¿qué sueños y deseos tenemos?, ¿qué paso con nuestro país? ¿cuál es la perspectiva?, ¿cuál es el futuro?

¿Cómo pasamos de un nivel de estabilidad, de tranquilidad, de redistribución, de propuestas, de reafirmación de la identidad, de una ruta para avanzar hacia el futuro y retrocedimos hacia la perplejidad, hacia la indecisión, hacia a un futuro incierto y sin rumbo?

Nos hemos salido del camino, como si hubiéramos sufrido un vuelco de campana, como si hubiéramos tenido un accidente automovilístico y estamos ahí tirados a un costado de la carretera sin que nadie nos ayude; estamos a merced de los ladrones, de los estafadores, de los corruptos de los aprovechadores y mentirosos, de los negligentes.

Desde que los actuales gobernantes se apropiaron del poder expulsando al anterior, hemos perdido nuestra pluralidad, hemos perdido esa bandera multicolor llamada whiphala que es Bolivia, pero, lo peor, hemos perdido el esplendor y la esperanza.

Ha vuelto a entrar la biblia al palacio y declararon que nunca más volverá la Pachamama, porque ahora nos gobierna, según Rafael Bautista, la Santísima Trinidad del Poder: el Estado, la Junta militar-policial y las iglesias.

Actualmente se ha implantado un repudio hacia las tradiciones indígenas y las culturas ancestrales, por ello cerraron el Ministerio de Culturas y el Viceministerio de Descolonización, Interculturalidad y Turismo. Lo mismo pasó con el Viceministerio de Medicina Tradicional, organización de salud indígena, y se amenazó con cárcel a los médicos tradicionales si daban medicinas naturales para contrarestar el COVID-19, porque para el Gobierno es mejor esperar las vacunas Bill Gates, de elevadísimo costo, porque son de los países “desarrollados”.

Se realizaron acuerdos para agilizar el proyecto de semillas transgénicas, para lograr que los bolivianos y bolivianas consuman de forma masiva la alimentación basura. En verdad se realizó un sabotaje a todas las instancias estatales de los pueblos indígenas y el cierre de todas las radios comunitarias para mantener a la gente desinformada.

En definitiva, hemos perdido ese camino que nos habíamos trazado a partir de la elaboración de la nueva CPE. Durante 14 años, en Bolivia, vivimos con estabilidad, se logró crear un ambiente de no discriminación, teníamos un norte a seguir; el proceso de cambio logró que la mayoría de los siempre discriminados y explotados se sientan orgullosos y parte de esta tierra.

¿Cuál es el plan ahora?, ¿será que todos debemos sacar nuestro pedigree, o que ya no podemos disfrutar del sol para evitar que nos vuelva más morenitos para no ser discriminados? Ahora debemos renegar de las polleras de nuestras abuelas, y debemos asumir las imposiciones neocolonialistas que ingresan con la propaganda y los medios de comunicación, y se encarnan a nuestra piel y en nuestro espíritu, porque es muy común que alguna gente reniegue de lo que es, de lo que construimos y de lo que tenemos; se tiñen el pelo de rubio, porque se maldice el cabello azabache y abundante de las bellas mujeres de estas naciones, y nos dejamos invadir e infectar con ese virus colonialista y capitalista que destruye nuestra conciencia y nuestra autenticidad. ¿Quo vadis?

MARÍA ISABEL CAERO

Arquitecta 

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