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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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¿Podemos vivir sin violencia?

¿Podemos vivir sin violencia?

Hoy es el día de la no violencia contra las mujeres. Se recuerda por el asesinato de tres mujeres en Santo Domingo, por cuestiones políticas. El 25 de noviembre de 1960, en República Dominicana, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron brutalmente asesinadas por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo.

Existen muchos tipos de violencia contra las mujeres: violencia física, psicológica, sexual; existe violencia doméstica, violencia política y violencia común emprendida por el machismo tan común en la ciudad y en la sociedad.

La violencia contra las mujeres que más se ha difundido es la violencia doméstica, que es ejercida por algún miembro de la propia familia y el Estado. Desde hace una década, en base a la presión e incidencia de las propias mujeres, ha pretendido tomar medidas para enfrentarla, sin embargo, la concepción patriarcal de los operadores que tienen que trabajar por disminuir los índices de violencia hacen que esta situación persista y se ahonde con la existencia de feminicidios, que es la expresión más brutal que afecta a muchas mujeres en el país.

En este 25 de noviembre se expone el tema en los canales de TV y en las radios, donde se plantea la necesidad de que las mujeres puedan vivir sin violencia. En verdad, este es el sueño y el anhelo de muchas mujeres para poder vivir en paz y ser consideradas en igualdad de condiciones que los hombres.

Las mujeres han trabajado para que el Estado tome medidas para enfrentar el problema. De esa forma se aprobó la primera ley, la 1674 de 1985, que por figuración de un diputado de ese entonces se eliminó el título de violencia contra la mujer y se la llamó violencia en la familia o doméstica. Junto con esta ley se creó la Brigada de protección a la familia.

Posteriormente, ya en el proceso de cambio, el año 2013, y después de un largo proceso de socialización, se aprueba la ley 348, Ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia y se eleva la Brigada a la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV). No cabe duda que las dos leyes son un avance en contra de las acciones machistas y patriarcales de los parientes varones especialmente, sin embargo, la efectividad de su aplicación deja mucho que desear.

Otras violencias contra las mujeres, como el acoso y la violencia política (Ley 243) o casos en los que mujeres se ven agredidas por personas en la calle o en la vecindad, todavía forman parte del abuso y la arbitrariedad.

Las instancias encargadas de su atención como la FELCV, solo atienden casos de violencia al interior de la familia, y si la violencia es ejercida por un extraño se tiene que acudir a la FELCC, donde el proceso es largo y engorroso y no hay atención oportuna para dar garantías y evitar reincidencias por parte de hombres que tienen un resentimiento o misoginia.

En la FELCC, el trato de los policías no es nada empático y no se toma en cuenta para nada el estado emocional de una mujer asustada por los golpes. La forma de actuar de los policías no tiene buen trato.

En el IDIF, es otro cantar. Primero, la espera es muy larga, pues hay muchas personas -hombres y mujeres- que esperan atención y un informe forense por el daño causado. El o la médica forense lo primero que manifiesta son juicios de valor,  como que a primera vista no hay heridas graves, no hay sangre en las heridas, y en otros casos envían a la víctima a hacer otras consultas con especialistas, pero lo preocupante es que no entregan el informe a la víctima y expresan que ya lo subieron a la plataforma de la Fiscalía y que  es necesario contratar un abogado porque son ellos quienes pueden entrar a ese sistema. La víctima no puede acceder al informe. Pero, de la misma manera, los días de impedimento determinado por el o la doctora, generalmente no corresponden  al daño causado.

Entonces es necesario contratar un abogado para que siga el caso, quien muy alegremente indica que se necesitan 2.000 dólares para iniciar el proceso. Mientras tanto no se  fija de inmediato medidas para garantizar la seguridad de la mujer golpeada  y por tal razón las personas se encuentran en total indefensión, asustadas porque se puede repetir la agresión.

Lamentablemente, en estos casos y en otros, como por ejemplo en la situación de la ayoreas que sufrieron una violencia machista por el subgobernador de Concepción y sus secuaces que no solo usaron chicote para disciplinarlas sino también incendiaron sus humildes viviendas, quedan en la absoluta impunidad.

Estas y otras situaciones de violencia contra las mujeres no son importantes para la justicia y para los operadores que tienen en sus manos la responsabilidad de enfrentarla. Tenemos una justicia que no es justa y que no ampara a ciudadanas y ciudadanos y el abuso campea. Hay que recorrer caminos tortuosos y tener dinero, caso contrario no hay justicia

Es muy urgente reformar la justicia, es muy urgente que los que deben aplicar la ley no lo hagan a su libre albedrío y sin nada de sentimientos y respeto a las personas.
Hoy 25 de noviembre, día de la no violencia contra las mujeres, es un día para que el Estado asuma la necesidad de mejorar las políticas y ejecute de una vez el proceso de despatriarcalización en nuestro país.

SENTIDO COMÚN

MARÍA ISABEL CAERO

Arquitecta

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