Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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La ciudad de hoy

La ciudad de hoy

Cochabamba, antes llamada Ciudad Jardín, porque las lindas flores y árboles típicos de este territorio desprendían ricos y dulces olores que nos hacían felices y más agradable la vida.

De la misma forma, muchas personas que venían de lugares áridos se solazaban con el verdor de la naturaleza y el ambiente que abría los espacios para el placer, para respirar y vivir en una ciudad no solo hermosa, también con un clima y ambiente beneficioso para la salud. 

¿Cuánto hemos retrocedido? Es lamentable que hoy no podamos decir eso y solo nos dediquemos a conformarnos. Dónde esta nuestro derecho a participar y a exigir que se resuelvan los problemas que nos atingen.

Es verdad que existen flores, es verdad así mismo que se han perdido muchos árboles, hay un proceso permanente de deforestación y de pérdida de áreas verdes por avasallamiento de loteadores y de la propiedad inmobiliaria. Es verdad que el crecimiento de la ciudad supera todas las expectativas no solo a nivel horizontal sino también vertical, que nos quita el derecho al sol. Este crecimiento se ha dado de manera indiscriminada y deshumaniza y evita tener un derecho a la ciudad. 

Por otro lado, es muy grave el crecimiento vehicular que nuevamente ha congestionado las calles y evita llegar a destino en tiempo prudencial, y más aún que contamina el ambiente y perjudica la salud de pobladores.

En fin, la ciudad de Cochabamba se ha vuelto insufrible, está muy contaminada y, lo peor, con terribles malos olores que hacen de la Llajta un lugar desagradable y este hecho es el peor de todos. Es una gran prioridad solucionar el problema del mal olor de la ciudad, porque ya no se aguanta. Tanto las autoridades municipales como de la Gobernación tienen que resolver de forma inmediata esta situación. Despiden malos olores las cloacas, los sumidores de las calles y más aún de los mercados, la laguna Alalay, el río Rocha con descargas de aguas residuales y principalmente la laguna de oxidación de Alba Rancho.

No puede ser posible que el recibimiento a los turistas y a la gente que viene de otros lugares  sea un golpe de mal olor en las fosas nasales.

Como autoridades deberían tener vergüenza de tener una ciudad con terribles malos olores. Es importante y urgente resolverlo.

Antes que el GAMC contrate 500 policías municipales para controlar, hacer represión o hacer cambio de aceras en el centro que no eran de vital necesidad, ni hacer obras de maquillaje o grandes inversiones en puentes y pasos a nivel, que sin duda son necesarios, pero cuando estamos sumidas en un ambiente contaminado con olores insoportables, es prioritario solucionar el mal olor principalmente en la laguna Alalay, en el aeropuerto y en la terminal de buses.

Y la pregunta es ¿cómo es posible que se quiera construir otra terminal al lado de la laguna de oxidación de Alba Rancho y nosotros y nosotras nos quedamos esperando que siembren nabos en nuestras espaldas?

SENTIDO COMÚN

MARÍA ISABEL CAERO

Arquitecta

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