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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 20:52

Justicia urbana para las mujeres

Justicia urbana para las mujeres

Ahora que están cerca las elecciones municipales, la esperanza es que el nuevo gobierno supere la crisis de la ciudad de Cochabamba a causa de las malas gestiones.

Por ello, es urgente realizar una evaluación seria para elegir a uno de “los candidatos”, varones todos ellos, ya que no hay mujeres, todos son hombres, algunos con historias nada transparentes. 

Pero ya que las mujeres no estarán presentes en esos espacios de decisión, al menos se tiene que exigir que ellas gocen del derecho a la ciudad. El derecho a la ciudad parte del principio elemental de que las políticas, los planes y proyectos se deben orientar a solucionar sus problemas y no como un favor o un acto de conmiseración, sino como parte de una justicia urbana que considere sus necesidades más apremiantes Ese derecho a la ciudad debe ser para las mujeres en su diversidad, mujeres de todas las edades y de todos los niveles socioeconómicos.

Pero ¿cómo puede traducirse el derecho a la ciudad de las mujeres? El primer Derecho se refiere a la participación en todos los ámbitos municipales, especialmente en la planificación, como sujeto importante por ser más del 50% de la población y es justo que sus necesidades y demandas se hagan realidad junto a presupuestos suficientes para ejecutarlos.  

Derecho a la movilidad urbana para que se traslade en tiempo prudencial, sin maltratos ni acoso sexual. 

Derecho a vivir en una ciudad segura, con calles y áreas verdes bien iluminadas. Derecho a gozar de la ciudad sin los hábitos cotidianos de violencia familiar y social, que las instancias encargadas de la violencia sean efectivas y eficientes. 

Derecho a tener equipamientos para ser usados por ellas, derecho a una ciudad de los Cuidados con equipamientos, servicios y acciones para la corresponsabilidad en el hogar y en el Gobierno Municipal.

Derecho a gozar de un medio ambiente sano y  naturaleza exuberante, sin riesgos para la vida, con derecho a respirar aire puro y contar con árboles que den sombra y generen el oxígeno necesario. 

Derecho a acceder a mercados limpios y descentralizados, con sistemas de consumo sano, con productos naturales libres de transgénicos y/o químicos que hacen daño a la salud.

Derecho de las mujeres a la salud, ejerciendo sus derechos sexuales y reproductivos, con información sobre métodos de concepción y anticoncepción, con prevención de enfermedades específicas y el desarrollo de programas para evitar el embarazo adolescente. 

Derecho de acceso al suelo y a una vivienda adecuada, con servicios básicos, especialmente para las jefas de hogar, sin las trampas del capitalismo inmobiliario empresarial y de los loteadores. Derecho a tener un empleo y un trabajo decente, o una iniciativa económica con el apoyo de la institución municipal, para lograr su autonomía económica.

Las mujeres tienen derecho a la recreación y al deporte porque es parte de su equilibrio emocional y social. De la misma forma es necesario que se valore su producción artística, cultural y artesanal, para su apreciación como ser humano.

Estas inquietudes deben pasar ciertamente por un tamiz despatriarcalizador, dejar de pensar que las políticas son neutras y que tienen como centro solo al hombre blanco, heterosexual y con poder. Por esta razón se debe pensar seriamente al momento de elegir, porque en ello se irá la vida de la ciudad.

SENTIDO COMÚN

MARÍA ISABEL CAERO

Arquitecta

[email protected]

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