Mucho hemos insistido sobre la necesidad de que en las políticas públicas y en la planificación, tanto del Estado Plurinacional como de las gobernaciones y de los gobiernos municipales, tengan como base fundamental la inclusión de las mujeres, la superación de la pobreza, la redistribución de los recursos y la eliminación de todo tipo de violencia, especialmente contra las mujeres. Bases necesarias para desarrollar el principio del Vivir Bien, para todas y todos.

Es cierto que hay avances, especialmente en la redistribución de los recursos que han influido en la disminución de la pobreza extrema, algunas leyes en contra de la violencia hacia las mujeres y también en cuanto a la inclusión de los indígenas originarios y campesinos en las diferentes instancias y en el reconocimiento de su presencia mayoritaria. También es un avance el uso del  lenguaje no sexista que visibiliza a las mujeres. 

Pero asuntos pendientes tienen que ver con la elaboración de planes y políticas que beneficien a las mujeres en su especificidad, y en su diversidad.

Un punto de partida en el marco de la despatriarcalización es  considerar a las mujeres como actoras y beneficiarias de todo el quehacer del Estado y no solo a los hombres. Por ello, la presencia de ellas en el proceso de planificación de todas las instancias del Gobierno es una necesidad urgente.

Actualmente se desarrolla en el Gobierno, el nuevo Plan de Desarrollo Económico y social (PDDES) y ahí es necesario que las demandas, propuestas y compromisos de las mujeres estén presentes y no como en años anteriores que posteriormente se elaboraron propuestas para incluir el tema de género en los planes municipales.

Por ejemplo, el año 1997 desde la Subsecretaría de Género se elaboró a nivel  de todos los departamentos el diagnóstico complementario de género cuyo principal objetivo fue  incluir el principio de equidad en el  marco de la Planificación Participativa Municipal. Este instrumento  contiene un conjunto de información metodológica-instrumental para retroalimentar el proceso de planificación. Se pretendía generar insumos para el ajuste de los planes de desarrollo municipal, validando una metodología que permita generar demanda diferenciada, y lograr la movilización de las mujeres para participar en la planificación. Este trabajo tuvo sus resistencias en la aplicación.

De la misma forma, en el marco del nuevo Sistema de Planificación del Estado (SPIE) aprobado por ley 777 del año 2016, se desarrolló el Plan De Desarrollo Económico y Social (PDDES) y los Planes Territoriales de Desarrollo Integral en los Municipios (PTDI). Igual  que en el caso anterior, esa propuesta adolecía  de la equidad de género y de elementos de despatriarcalización.  

Entonces, por iniciativa de la Coordinadora de la Mujer en convenio con el Ministerio de Planificación, el año 2017 se desarrolló la propuesta PTDI para promover los derechos de las mujeres, que significa que las propuestas de los PTDI tengan el enfoque de género  para superar las desigualdades en las que se encuentran las mujeres, al mismo tiempo que sea un proceso de despatriarcalización de los planes municipales y departamentales, sin embargo, no se lograron cambios sustantivos.

Es esperar que en el nuevo proceso de elaboración del PDDES y de los PTDIs se considere la metodología desarrollada desde la visión y demanda de las mujeres, para conseguir la demanda diferenciada y despatriarcalizada, que en justicia corresponde.

SENTIDO COMÚN 

MARÍA ISABEL CAERO

Arquitecta

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